Cortes

Erasmus, un año diferente

Algunos estudiantes nos cuentan lo que ha supuesto este año de Erasmus para ellos:

Hace unos años no existía entre la población el concepto de "Erasmus"; hoy en día, cuando hablas de ello, hay personas que siguen pensando que se trata de alguna especie de árbol, de algún nombre de ley o cualquier otra cosa; todo menos algo relacionado con los estudios. Aunque algunos creerán que al final, tampoco tienen mucho que ver, lo cierto es que muchos son los estudiantes que emigran durante un año o varios meses a cursar su carrera o sus cursos de formación profesional a otros países, la mayoría europeos, aunque también los hay que se van a Australia, Asia o América.

Uno se pone a hablar con sus abuelos, e incluso con sus padres (teniendo en cuenta que somos menores de 30 años) y te cuentan la aventura que suponía para ellos viajar hasta Pamplona o la suerte que tenían algunos de poder viajar hasta Madrid o Barcelona. Hablando con unos amigos, uno de ellos comentaba que "con los años que hice mi primer viaje fuera de España, ¡mis padres hicieron el primero a Madrid!". Esto demuestra lo mucho que han cambiado los tiempos.

En este mundo tan globalizado en el que vivimos, en el que las distancias dejan de ser un obstáculo, cada vez son más las personas que deciden marcharse más allá de los Pirineos o de las aguas que nos rodean. Los estudiantes no han querido quedarse atrás y desaprovechar esta oportunidad que se les brinda de seguir aprendiendo algo más que unos tacos de folio. Por ello, existe la beca "Erasmus" para que los alumnos puedan seguir sus estudios durante un curso o durante un semestre en otros países diferentes al suyo. También hay otra beca llamada "Séneca", que en vez de cambiar de país lo que se hace es cambiar de ciudad de estudio.

Lo que más llama la atención en la actualidad es que vayas a donde vayas, allá verás algún español. Los programas de "Españoles por el mundo" o "Callejeros viajeros" son un reflejo de la emigración española, aunque si sus protagonistas ya llevan varios años viviendo en esos lugares, en nuestro caso, la estancia de la mayoría de los estudiantes es de un año.

Un año da para mucho y, aunque el motivo del viaje es el estudio, se convierte más en una escusa que en un motivo. La oportunidad de viajar a Bruselas, a Cracovia, a Budapest y a otras ciudades europeas y extracomunitarias se ven reforzadas por becas estatales, bancarias y, sobretodo, por las ayudas de cada familia.

El hecho de estar tan lejos de tu casa te obliga a aprender y a crecer. En muchas ocasiones, hasta que no te ves en la tesitura de tener que desenvolverte solo, no aprendes a hacer cosas tan elementales como cocinar, limpiar una casa, pedir citas para el médico (pueden llegar a convertirse en toda una odisea) o poner la lavadora. Pero ya no sólo aprendes a vivir independientemente, también aprendes nuevas culturas y conoces a gente. Todo ello sirve para que cada uno se nutra de nuevas experiencias y crezca como persona.

Es bonito pasear por las calles de Berlín (Alemania) y preguntar: "Das Rathaus ist auf der rechten oder linken?", (¿el ayuntamiento está a la derecha o a la izquierda?), o visitar Cracovia (Polonia) y decirle a una mujer "Tóra godzina jest, _adna koibta?", (¿Qué hora es, guapa?). Y para los más atrevidos o atrevidas, estar en medio de Italia y soltarle al camarero o camarera de turno: "dammi due birre e ti darò un bacio", (Dame dos cervezas y te daré un beso).

Algunos podrán creer que con los signos se entiende todo el mundo, y es cierto, pero cuánto más bonito y útil es saber. Poder relacionarte, entender y que te entiendan bien el resto de personas.

También, estando tan lejos de casa tienes mayor facilidad de poder visitar otros lugares que, estando en España, te resulta mucho más difícil debido a su lejanía. Puedes recorrer todo el país extranjero en el que te encuentres o pasarte al país vecino como quien va de aquí a Madrid o al Mediterráneo.

Para muchos, el idioma les resulta un impedimento a la hora de decidirse a realizar el Erasmus. Gran culpa de ello puede tenerla el malísimo nivel de inglés que se da en las escuelas y en los institutos. No por el nivel de sus profesores (que hay que reconocer que en algunos casos es excepcional), si no por el nivel que se obliga a dar desde Educación. Pero aunque no se sepa apenas el idioma que se ha instaurado como universal, quien se pone en serio a aprender idiomas al final lo consigue.

Al terminar ese año de Erasmus, alguno se quedará allá dónde fue, casi todos volverán a sus lugares de origen, pero terminen donde terminen, lo sucedido en el Erasmus quedará en el recuerdo y en la retina de todos aquellos que lo vivieron.

Si poco (o nada) he hablado de la verdadera razón del Erasmus: el estudio, es porque, como decía, el Erasmus es más bien una buena escusa para aprender, crecer y conocer nuevas culturas y gentes, que para aprender nuevas teorías, leyes o fórmulas matemáticas.

Ha sido el mejor año de mi vida porque he conocido a mucha gente, he salido mucho de fiesta y aprendido mucho inglés. Además, ahora conozco nuevas culturas y países muy lejanos.

Una experencia inolvidable tanto a nivel académico como personal. Deberían poner obligatorio que todos los universitarios tuvieran que hacer

el Erasmus. También, mejoras con el inglés.

Este año en Austria ha sido la experiencia más maravillosa de mi vida. Me ha permitido conocer lugares sorprendentes, gente única, amigos que están más allá del tiempo y un amor inigualable.

Mi año de Erasmus en Budapest, hasta ahora, ha sido el mejor de mi vida. Cantidad de amigos extranjeros, viajes inolvidables, aprendizaje de cultura

e idiomas y, sobretodo, muy buen rollo.