Hoy, en este país, nadie está conforme con el actual sistema eléctrico. Ni las grandes empresas productoras y distribuidoras de electricidad (al menos eso manifiestan periódicamente), ni la administración. Tampoco estamos muy contentos los usuarios, que asistimos a un contundente incremento del importe en nuestras facturas “de la luz”. Poca gracia les tiene que hacer a los grandes y pequeños inversores en energías limpias, nacionales y extranjeros, que sufren el errático desajuste retributivo aplicado a estas tecnologías.
Los expertos y técnicos en temas energéticos independientes tenemos claros los conceptos clave, sabemos cuál es el diagnóstico y conocemos las soluciones. Pero ninguna de las partes recoge nuestras recomendaciones. Unos no nos oyen, otros no nos escuchan y algunos no nos quieren ni atender.
"Algunos países como Francia, Alemania o Dinamarca ya están reformando sus sistema"
Numerosos países de nuestro entorno, como Francia, Alemania o Dinamarca están reformando su sistema eléctrico, inspirados por convenios internacionales en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. No haría falta más que fijarnos en lo que están haciendo para conseguir un sistema estable, transparente y fiable, con precios de la electricidad más bajos. Integrando las innegables ventajas sociales y económicas de las energías renovables.
A nadie le gusta copiar, pero visto el panorama, puede ser una solución para salir de esta encrucijada.
