Utilizar los servicios de un profesional es la mejor opción que se nos brinda si necesitamos decorar nuestra vivienda, o hacer una reforma, y deseamos sacar el máximo rendimiento al espacio y a la luz.
Los decoradores están capacitados para elaborar proyectos de decoración que no afecten a elementos estructurales resistentes de la vivienda. Son profesionales que cuentan con una licenciatura de formación que los acreditan en la práctica de diseño de interiores.
Ellos tienen las herramientas adecuadas para hacer que las casas sean más atractivas, habitables y cómodas.
Existen dos vías para contar con el apoyo de uno de estos profesionales: contratar sus servicios directamente, con lo que habrá que abonar unos honorarios, o a través de una tienda de decoración. Algunas de ellas disponen de un profesional que nos asesorará gratuitamente si compramos el mobiliario en su establecimiento.
Tener claro el presupuesto del que disponemos es fundamental. “El nivel adquisitivo es diferente en cada persona, y entonces hay diversos tipos de decoración y de muebles dependiendo del precio, y nosotros nos ceñimos al bolsillo de cada cliente”, indica la decoradora cascantina Alicia Artanga, de Tribeca.
El gusto del cliente es importante y se cuenta con él. ”Yo, por ejemplo, aconsejo a mis clientes por el camino que tienen que ir, pero siempre partiendo de la base de sus necesidades y de sus preferencias. Si yo hiciese todo a mi gusto personal, todas las casas serían iguales, y no se trata de eso”, subraya Artanga.
Cada vez es más la gente, y en concreto los jóvenes, quienes demandan los servicios de un profesional. “Se trata de personas que disponen de poco tiempo, y les compensa delegar esta tarea”, indica la decoradora cirbonera Silvia Garbayo, de D´Silvia, quien asegura que hoy ha cambiado el concepto del decorador, y sus servicios se hacen mucho más accesibles: “Hace años echar mano de un profesional era como muy elitista, en cambio ahora se le tiene más a mano en cualquier tienda de muebles”.
