Tudela

El valor de la Navidad

La esperanza, debemos reconocerlo, es hoy un sentimiento al que le cuesta abrirse camino, pues está relacionada directamente con el pesimismo propio de una situación económica como la que padecemos. A este estado de ánimo han contribuido sin duda pronósticos desatinados acerca de la salida de la crisis, revelados en forma de metáforas que han devaluado el concepto y generado gran decepción social. Todos recordamos, por ejemplo, aquello de los “brotes verdes", expresión desafortunada como otras de diferentes líderes políticos.

Pero tener esperanza es innato a la propia naturaleza humana, es la razón para vivir y seguir adelante con los proyectos y anhelos que nos propongamos y, por eso, tiene mucho que ver también con el futuro. Como decía el novelista francés Víctor Hugo, “el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”. Luego cuanto más difíciles se presentan las cosas, más tenemos que sacar lo mejor de nosotros mismos y enfrentarnos a las adversidades como si fueran oportunidades y retos para superarnos tanto a nivel personal como colectivo, es decir, para seguir progresando como ciudadanos y como sociedad, con la que debemos seguir comprometidos.

Dentro de unos días celebraremos la Navidad, un periodo que nos anima a tener esperanza, porque es un momento para el encuentro con la familia y con los amigos y para recordar, y tener presentes, a los seres queridos que nos han dejado; un momento para compartir ilusiones y para dejarse contagiar por la magia de los Reyes Magos; un momento para hacer propósitos y planes de futuro, pero también para darse y entregarse a los demás, para ser solidarios e intolerantes con las injusticias y para no vivir sólo para uno mismo, es decir, para combatir actitudes como el individualismo, el egoísmo o el afán materialista; un momento para acercarnos a quienes más están sufriendo penurias económicas y no tienen empleo; y un momento especialmente para creer en nuestras posibilidades, en nuestras fortalezas y en la capacidad de la sociedad navarra. Un momento, en definitiva, para seguir construyendo unidad y pensar en el interés general de todos. ¡Feliz Navidad!