El curso de verano “El futuro de la energía: economía, estrategia y política” ha trasladado hasta la UNED de Tudela el debate sobre la apuesta que deben realizar
en este campo las economías desarrolladas y, de manera inevitable, el impacto en
el denominado cambio climático. Este monográfico ha tenido lugar los días 27 y 28
de septiembre.
Javier Tejada Palacios, catedrático de Física de la Universitat de Barcelona y
director del Laboratorio UBX, señaló en su intervención titulada “El futuro de la
energía nuclear tras Japón” que el futuro energético constituye, junto con el
problema del agua, “la clave que marcará el rumbo futuro de la humanidad”.
Al físico navarro le correspondió aportar al debate la perspectiva de la energía
nuclear, sometida a un intenso juicio social desde que el pasado mes de marzo el
tsunami que asoló Japón provocase un accidente nuclear en la central de
Fukushima. Para Tejada, “la energía nuclear sigue siendo la misma, pero la
percepción de la sociedad es distinta a partir de este accidente”.
Para responder al interrogante que se plantea sobre el futuro de esta energía,
Tejada puso sobre la mesa varias cuestiones a las que la sociedad debe dar
respuesta si quiere encontrar una solución al problema energético. En este sentido,
el catedrático de la Universitat de Barcelona recordó que el petróleo y el gas
suponen en la actualidad más del 60% de toda la energía comprada y consumida,
que el transporte actual es inconcebible sin el petróleo y que ambos son
fundamentales para la industria petroquímica que, apuntó, genera miles de
empleos. “En la actualidad, el mundo no avanza para reducir su dependencia del
petróleo, más bien al contrario, y en los próximos 20 años la demanda energética
aumentará en torno al 57%”, opinó Tejada.
El debate social en torno a la energía nuclear y el cambio climático ha dado
amparo, según el físico navarro, a algunas cuestiones con las que, según aseguró,
“se ha tratado de medio engañar a la población”. Es cierto, indicó, “que se puede
avanzar sin energía nuclear, invirtiendo en energía solar pero pagando un precio
mucho más elevado, o usando gas, como lo hará Alemania dentro de 20 años si
quiere seguir siendo una potencia mundial, a cambio de contaminar con dióxido de
carbono”, recordó.
Por otra parte, también reflexionó sobre lo que se ha denominado ‘nueva economía
del hidrógeno’ que, a su juicio, “supone una solución carísima que no está al
alcance de la sociedad”; y sobre el ahorro energético, algo que, según Tejada, va
en contra de una ley natural no escrita que certifica que “los seres vivos y el
hombre necesitan consumir toda la energía a su alcance a la mayor velocidad
posible para evolucionar. Es una confusión pensar que podemos ahorrar energía
consumiendo menos a la vez que mantenemos nuestro crecimiento económico,
cuando en el transcurso de la evolución de la humanidad ha ido aumentando
progresivamente su consumo energético. Podemos decir que nosotros, en el siglo
XXI, somos hijos del petróleo y que la humanidad ha vivido su desarrollo de la
mano del petróleo. Así pues, ahorrar energía es una buena solución a corto
término, pero claramente no es la estrategia que utiliza la evolución a largo
plazo”.
Asimismo, Tejada consideró que el debate sobre el problema de la energía no sólo
es importante por la posible escasez de fuentes de energía, consideró Tejada, “sino
que, además, está íntimamente ligado al llamado cambio climático del cual parece
que ya nadie duda y que va a dominar los escenarios científicos, tecnológicos,
ecológicos y políticos del futuro. Si el cambio climático es la respuesta, ¿cuál es la
pregunta? Para mí la pregunta, tras las respuesta de que ya tenemos el cambio climático encima, es: ¿Tendremos suficiente energía para encontrar la solución?”,
se interrogó el físico.
La apuesta por las energías renovables, aseguró, “nunca va a poder satisfacer las
necesidades de la humanidad. Las baterías que fabrique el hombre para conseguir
la energía solar, la más prometedora de las energías renovables, nunca podrán ser
mucho mayores que las baterías naturales fruto de la evolución biológica, que no
son otras que las plantas que cubren una gran parte de la superficie de la tierra y
de los océanos. En el último siglo, hemos gastado la energía que dichas baterías
habían acumulado durante cientos de millones de años”, ejemplificó Tejada, para
quien otras apuestas en proyectos como el coche eléctrico “harán que la
humanidad no apague la luz en las 24 horas del día, multiplicando el consumo
eléctrico por dos”.
En este contexto sigue teniendo su presencia la energía nuclear que, según el físico
navarro, “la sociedad no rechaza ‘per se’, sino por lo que genera, la
radioactividad”. Tejada reconoció que la producción de la energía nuclear
mediante fisión “tiene fragilidades en su proceso” pero señaló que, durante
décadas, los mejores cerebros del mundo se han puesto al servicio del proceso de
fisión nuclear. Respecto a esta fisión, el catedrático no dudó en describirla como el
gran interrogante: “El hombre tiene ante sí el gran reto de controlar la fusión
nuclear. El proyecto ITER tiene por delante el objetivo de lograr, en los próximos
20 años, un prototipo de reactor nuclear de fusión que sería un gran paso adelante
para la humanidad”.
Participantes en el curso
Por todo ello, Tejada planteó la necesidad de que la humanidad llegue a un gran
pacto sobre la energía “en el que, posiblemente, deberemos aceptar que si
queremos seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora habrá que admitir un
cóctel de energías”.