Cintruénigo

El más original de los cirboneros

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La villa de Cintruénigo

El pasado mes de diciembre se presentó en Cintruénigo el libro titulado “Carrascón”, que recoge datos biográficos del verdadero autor, que es el reformista cirbonero Tomás Carrascón de las Cortes y Medrano. A lo largo de los tiempos ha permanecido escondido bajo el pseudónimo de Fernando de Tejeda.


Ha sido precisamente el investigador navarro Rafael Carasatorre quien ha descubierto la identidad real de del citado cirbonero, autor, como se ha dicho, de la referida publicación, que incluye no sólo los rasgos más sobresalientes de la persona de Tomás sino que reproduce el contenido de la obra “Carrascón”, editada en Holanda el año 1633. A todo ello hay que añadir que el libro, editado por la Fundación Navarra Cultural y presentado en Cintruénigo a finales del año pasado, ofrece aportaciones muy valiosas del propio Carasatorre. Así, hay un capítulo destinado a desglosar la bibliografía manejada por Tomás Carrascón, que anuncia en su obra que va a detallar los libros de los que se ha servido pero que al final no los citó.


Otros de los capítulos que aportan un valor añadido consiste en un índice político y cultural de la época en que vivió este importante reformista navarro. Todo ello se completa con una tabla cronológica que reseña esquemáticamente acontecimientos y personajes más significativos del periodo convulso de Europa durante los siglos XVI y XVII.


Ahora no se trata de explicar las características de este libro, ya conocido en muchos hogares de Cintruénigo, sino de evocar la figura de Tomás Carrascón a quien merecidamente el Ayuntamiento de dicha localidad ha dedicado una calle, así como de animar a investigadores a localizar la obra de este escritor reformista y divulgarla. De este modo, realizaría una aportación en primer lugar a la cultura navarra, después a la española y -por qué no decirlo- a la europea.


Puestos a resumir, destacamos en Tomás Carrascón el ser un intelectual de gran nivel, que se codea con los mejores de la época. Su categoría ya fue reconocida por el propio rey de Inglaterra Jacobo I, quien lo tuvo a su lado para lograr la renovación cultural. De hecho, le encargó la edición en castellano del libro de la liturgia inglesa. Por sus trabajos, el rey le dotó con una canonjía en Hereford e incluso le prometió mayores beneficios. Estos deseos se truncaron con la muerte del monarca en 1625. Tras la muerte de Jacobo I, Tomás Carrascón se dedica durante casi diez en Inglaterra al estudio y a redactar varios trabajos de gran formato que posiblemente permanezcan entre los fondos manuscritos existentes en la Universidades de Holanda.


Por otra parte, aspectos de su formación intelectual se aprecian en el dominio que Tomás Carrascón demuestra en lenguas modernas (francés, inglés e italiano) y las clásicas (latín y griego), además del hebreo. Por tanto, los estudios realizados en su retiro inglés mantenían una continuación con los que ya contaba tras sus años en la Universidad de Salamanca y en Burgos. Es precisamente en Burgos donde Tomás sufre una crisis religiosa que resuelve abandonando el convento de los Agustinos del Crucifijo y exiliándose en la corte inglesa por temor a la Inquisición.


Una personalidad tan sugerente como Tomás Carrascón invita a cualquier intelectual a que persiga la búsqueda de la documentación que generó, cuya pesquisa ha de llevarse a cabo, sin duda, entre los fondos de manuscritos que existen en la Universidades holandesas. Y es que las excelentes y numerosas obras que manejó el conocido reformista navarro sólo podían estar en centros culturales holandeses de gran empaque. Una de las hipótesis más verosímiles es que Tomás Carrascón, al llegar a Holanda hacia 1633, se asentara en la ciudad de Leiden, donde, por cierto, se levantó la primera Universidad del país en 1575.


Ahora, el haber descubierto la identidad real del autor de “Carrascón” permite seguir la pista del escritor navarro por donde haya pasado, y garantizar la autenticidad de los documentos que aparezcan, sin atribuciones erróneas como incomprensiblemente había ocurrido en este caso. Precisamente, una de los grandes méritos de la edición de “Carrascón” promovida por la Fundación Navarra Cultural consiste en haber resuelto definitivamente el enigma que se había creado en torno a la figura del más original de los cirboneros.


Así pues, las personas sensibles a la cultura esperan con ilusión que jóvenes valores ahonden en la obra de Tomás Carrascón, lo que redundará en aumentar el acervo de la historia del pensamiento. Y los propios investigadores se encontrarán sobradamente gratificados cuando localicen manuscritos que el escritor navarro había preparado para su publicación en Holanda.

Refranes

Entre las aportaciones de ésta obra se encuentran las continuas referencias históricas a Cintruénigo, la cual obtuvo el título de “buena villa” en 1965. Con él tenía entrada en las Cortes Generales del reino de Navarra. Contaba con 307 vecinos, lo que representaba un incremento notable de población si se tiene en cuenta que la localidad había comenzado el siglo con 80, encerrados en sus muros, castillo y torre.


A finales del siglo XVI, por los años en que nació Tomás Carrascón, se inició un pleito entre las cinco merindades. Lo promovieron las dos situadas más al norte: la de las Montañas y la de Sangüesa, que pensaban que la aportación de los cupos asignados (contribuciones e impuestos) no se hacía con objetividad y que resultaban gravadas en exceso frente a las de Tudela, Olite y Estella. La Cámara de Comptos reales ordenó una valoración de los bienes existentes en cada localidad. El resultado del catastro referente a Cintruénigo, para los años 1607 y 1613, daba estas cifras: 362 vecinos y 350 casas, casi todas con sus corrales. El valor de las tierras, casas, bodegas y ganado se estimó en 214.646 ducados.

Algunos refranes que se citan en el Carrascon son: “A moro muerto, gran lanzada”.“Quien hace un cesto, hace un ciento”. “El fin corona la obra”. “No puede ser más negro el cuervo, que las alas”. “Preso por mil, preso por mil y quinientos”. “Un testigo ocular vale por mil”. “No se ha de disputar contra los que niegan los principios”. “La mala hierba mucho crece”.”El fraile que su regla guarda, toma de todos y no da nada”. “Monja para parlar y fraile para negociar, jamás se vio tal par”. “Quien deja la fuente y se va al arroyo, pensando sacar agua, saca lodo”. “A buen entendedor pocas palabras”. “Al comer sudar y al hacer temblar”. “Al fin se canta la gloria”. “No es de cuerdos jactarse del triunfo antes de la victoria”.