Cabanillas

“El Estado debe garantizar los servicios públicos, pero no prestarlos directamente”

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Francisco Cabrillo, presidente del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid, aseguró que para afrontar la actual crisis económica, el sector público y el sector privado no deben verse como enemigos enfrentados, sino como elementos complementarios. Añadió que la reforma del sector público debería haberse acometido antes de la crisis.

Así lo expuso en la conferencia “Contra la crisis, colaboración sector público-sector privado”, organizada por el think tank Institución Futuro (www.ifuturo.org) el pasado 15 de octubre en Pamplona. El evento, que formó parte del ciclo de conferencias “Respuestas ante la crisis”, reunió a más de 100 asistentes, entre ellos el Vicepresidente del Gobierno y Consejero de Economía, Álvaro Miranda, el Consejero de Innovación, Empresa y Empleo, José María Roig, la Consejera de Obras Públicas, Laura Alba, la Consejera de Bienestar Social, Mª Isabel García Malo, y la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, además de otros muchos representantes de la Administración y multitud de empresarios. La presentación del ponente corrió a cargo de Javier Troyas y Julio Pomés, presidente y director respectivamente de Institución Futuro. La charla, celebrada en la Confederación de Empresarios de Navarra, contó con la colaboración de CEN.

 

Economía española

Francisco Cabrillo destacó que nos enfrentamos a dos crisis económicas, una financiera internacional y otra del sector real de la economía. Para hacerles frente, indicó que se van a tener que realizar cambios en el campo de la colaboración entre los sectores público y privado, a los que no hay que ver como rivales sino como complementarios. Sobre la idoneidad del momento, reconoció  que la reforma del sector público debería haberse llevado a cabo “en los buenos tiempos” y no cuando la economía va mal. Sobre el papel del Estado, señaló que “el Estado debe dirigir la barca, debe ser el timonel, pero no ha de remar”, en referencia a que éste debe garantizar los servicios públicos pero no prestarlos directamente. “Es decisión de la administración llevarlos a cabo por su cuenta o ejercer de concesionaria a través de empresas del sector privado”.

En la línea de la citada colaboración entre sectores, el ponente enfatizó la importancia del “gobierno en red”, es decir, la interconexión entre las entidades públicas y privadas. De esta manera, la retroalimentación mutua en compra-ventas permite un mejor desarrollo de ambas, al tiempo que ofrece un mejor servicio al ciudadano.

A este respecto, el presidente del CES abogó por la privatización de los sistemas de gestión de la empresa pública. En concreto, hizo hincapié en la necesidad de poder determinar las plantillas de auxiliares y ayudantes, tal y como se hace en otros países, frente a la obligatoriedad de mantener al funcionario en su puesto. Obligatoriedad que para el conferenciante tiene sentido en los altos cargos pero no en los técnicos. El ponente vio necesario adaptar los sistemas de retribución al “mundo real”, sobre todo para el segmento del personal de alta capacitación. Como ejemplo, mientras la mayoría de los auxiliares se mantienen trabajando para la administración, “en torno al 50% de los inspectores se van a la empresa privada”, seducidos por unos sueldos muy superiores. Esto provoca una descapitalización, en términos de capital humano, que puede verse agravada por la política de congelación de salarios para los altos cargos del sector público.

Francisco Cabrillo también reconoció los posibles problemas en la importación al sector público de algunas prácticas del sector privado, como el hecho de equiparar a los ciudadanos con los clientes, lo que no es del todo cierto porque “los ciudadanos no pagan todos los costes de lo que reciben”. Añadió que el empleo de la noción de balance en el sector público resulta difícil puesto que los organismos públicos no reciben ganancias. Por último, detectó el problema de la sobreestimación de los beneficios de la contratación externa, porque es difícil valorar lo que produce el Gobierno.

Respecto a la economía española, Francisco Cabrillo subrayó que la estimación de una recesión de dos decimas del PIB para 2009 es demasiado optimista. Sobre los grandes lastres de la economía nacional, destacó la inflación, superior a la media de los países occidentales de una manera sostenida, y el elevado nivel de paro. También recalcó el escaso crecimiento de la productividad, lastrado por un crecimiento basado en la importación de mano de obra poco cualificada.

Ante la mala coyuntura nacional, el ponente incidió en que no basta con hacer políticas de coyuntura, sino que son necesarias medidas de calado. Entre ellas mencionó el desarrollo del I+D, la mejora de la educación y la Formación Profesional (ante lo que considera datos “lamentables” de España frente al resto de Europa), el desarrollo de infraestructuras, la mejora de la regulación de los mercados, en concreto el de trabajo, la reforma fiscal (a pesar del mal momento) y la reforma del sector público. En referencia a este último punto, afirmó que “todo apunta a que no se va a hacer”. Estableció un paralelismo con respecto al tabú de hablar de reformas en el mercado de trabajo, a pesar de que la economía española genera 3.000 parados al día. Por otra parte, y a colación de la citada reforma fiscal, el presidente del CES destacó el aumento que se prevé en la presión fiscal para el próximo ejercicio, tal y como se deduce de los Presupuestos Generales de Estado.