El mercado español de la ropa online veía como los grandes gigantes textiles hacían su aparición en los últimos dos años. Inditex y sus marcas, Mango o Blanco son ejemplos de cómo las grandes empresas no sólo se ciñen a los establecimientos físicos para colocar su género a los compradores. Internet permite llegar a cualquier cliente en el mundo y, pese a que la distribución del producto puede encarecer los precios finales, la idea de elevar exponencialmente el número de clientes potenciales resulta demasiado atractiva como para renunciar a ella así como así.
Ésa es la auténtica ventaja de Internet para cualquiera que venda un producto, la capacidad de poder llegar a cualquier persona del mundo y convertirla en un cliente potencial. Los jóvenes diseñadores españoles han tomado la red en los últimos meses a base de diferentes iniciativas pero, todas ellas digitales y alternativas al desembolso de dinero que supone alquilar un local o distribuir sus prendas por puntos de venta. La última de estas iniciativas se llama Buylevard y es el primer marketplace 100% español. En esta “avenida online de la moda actual” jóvenes marcas patrias como Pepa Loves, Laga o Divina Providencia vendes sus productos apelando a la cercanía, algo a priori paradójico en la venta online pero que cobra sentido cuando uno se percata de la ausencia de intermediarios.
No es la única manera de vender de las nuevas espadas del diseño patrio. Otros nombres han optado por proteger su concepto de marca y alojar la tienda online en su propio sitio web o valiéndose de extensiones de software como Big Cartel, que facilitan la gestión del negocio. Es el caso, por ejemplo, de María Escoté o de Soda Pop, que también cuentan con puntos de venta físicos pero que ven en internet una oportunidad de crecimiento exponencial.
