El Centro Asociado de la UNED en Tudela acoge hasta el 27 de mayo la exposición 'Pasión por el mosaico', del artista tudelano Joaquín Gil Enériz. A través de esta muestra su autor pretende descartar el viejo mito de arte menor que tiene el mosaico.
En la exposición se puede ver la adaptación del mosaico a la escultura de las vanguardias del siglo XX y a las nuevas tendencias escultóricas del siglo XXI, siempre desde un sello personal. El sueño del artista tudelano es conseguir rescatar este arte que tiene más de 3.000 años. Joaquín Gil Enériz ha explicado que escogió el mosaico "como la actividad mediante la que ser capaz de expresar ideas y crear una nueva versión del arte de esta técnica milenaria, ya en desuso, para adaptarla al siglo XXI". Para ello, intentó "perfeccionar el método de aplicación que emplearon Gaudí y sus discípulos, denominado trencadís, vocablo catalán cuyo significado es quebradizo, y que consiste en unir teselas, normalmente irregulares, pegadas sobre distintas superficies, consiguiendo un cromatismo con la cerámica esmaltada de vivos colores para causar el máximo efecto de brillo posible, al incidir la luz sobre cada una de las teselas".
A una temprana edad, este artista tudelano comenzó a interesarse por el dibujo y la pintura. Tras un largo período de inactividad, retornó al mundo del arte, atraído por el mosaico y sus posibilidades. De formación autodidacta, su aprendizaje fue la calle, las exposiciones y los museos. Siempre le ha cautivado la escultura en mosaicos por el volumen, la forma y el color. Trabaja con materiales de deshecho reciclados, como mosaico, mármoles, hierros, etc. Influenciado, entre otros, por el cubismo, el Pop Art, el Art Brut, o el neoexpresionismo alemán, se considera un "apasionado del hueco, del vacío, de la abstracción, de la descomposición geométrica, de la deformación, del movimiento...", destaca.
