Adoración Vicente, una Abuela longeva y muy tudelana

A sus 96 años, la quinta de 12 hermanos, con 4 hijos, 8 nietos y 6 biznietos, es la elegida para recibir el homenaje de la Peña Moskera en Fiestas de Santa Ana.

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photo_camera Adoración Vicente, sentada en el centro de la parte inferior, junto a su numerosísima familia

"A los 9 años ya estaba trabajando de 'niñerica'. En la familia no había mucho dinero y tenía que aportar". Así habla Adoración Vicente Garbayo, tudelana de 96 años, recordando su infancia. Dice que le falla la memoria, pero recuerda con viveza los años en los que trabajaba en el fregadero de Jesuitas o en la fábrica de Ochoa. La Peña Moskera la ha elegido a ella como Abuela de Tudela 2017. Recibirá el homenaje en Fiestas de Santa Ana, el 27 de julio, a las 12:00 horas.

Dora, como la conocen familiares y allegados, procede de una familia numerosísima. Es la quinta de 12 hermanos, de los que solamente viven 4 -contándola a ella- en la actualidad. Junto a ellos, en la calle San Miguel, donde nació además la docena de vástagos, pasó una infancia y entró a la edad adulta prácticamente al mismo tiempo que terminaba la Guerra Civil española. Después, la siempre latente posguerra. Tiempos duros, "pero que se pasaron", como ella misma apunta.

En su familia la longevidad ha sido una seña de identidad. Su abuela por parte de madre, de Cintruénigo, vivió 100 años, y su padre alcanzó los 95. Dora se quedó viuda de Florencio Hernández Sola hace 38 años. Con su marido estuvo casada unos 35 años y tuvo cuatro hijos: Mari Carmen, Dori, José María y Milagros. La familia se completa con ocho nietos (César, Mari Carmen, Jesús, Rubén, Sergio, Sandra, patricia y Diego), además de seis biznietos (Óscar, Laura, Jorge, Daniela, Sergio y Malena).

Dora reconoce que, de joven, la necesidad de trabajar le privaba de disfrutar las fiestas. "Me gusta Santa Ana porque es nuestra patrona, pero nunca he podido realmente disfrutar de los actos de fiestas", señala. Este año, al menos el día del homenaje, comerá junto a su familia en el Hostal restaurante Remigio. 

De sus aficiones cuando pasa el día a día en la Residencia de la Misericordia, destaca las cartas. Concretamente, la brisca. "Juego todos los días, ya después de desayunar nos ponemos a echar la partida", reconoce.