Tudela

Una persona detenida en Tudela por pertenencia a una red internacional de proxenetas

La organización contaba con una fuerte estructura en Nigeria, Marruecos, Libia, Italia, Bélgica, Noruega y España y sometía a un trato degradante e infrahumano a las mujeres con continuas violaciones y agresiones.

Policía_Nacional_Citroën_C4_(27322727945)

Una persona ha sido detenida en Tudela como consecuencia de una operación de la Policía Nacional en la que se ha desmantelado una red de proxenetas a nivel internacional que en España operaba en Benidorm y Bilbao. Una docena de mujeres han sido liberadas en este operativo policial y otras trece personas (9 en la capital vizcaína y 4 en Alicante) han sido detenidas además de la de Tudela.

Las víctimas, que habían viajado engañadas hasta nuestro país, debían saldar una deuda de 30.000 euros que aumentaba en 5.000 euros ante cualquier demora en los pagos que debían afrontar todas las semanas. La organización se encontraba fuertemente establecida en Nigeria, Marruecos, Libia, Italia, Bélgica, Noruega y España. 

Las cuatro organizaciones compartían un único entramado para el traslado de las mujeres desde Nigeria hasta Europa y a una mujer dedicada exclusivamente al blanqueo del dinero obtenido ilícitamente. 

Investigaciones desde 2015

Las investigaciones se iniciaron en el año 2015 gracias a la cooperación policial internacional. La Policía Federal de Bruselas (Bélgica) identificó a una mujer que manifestó ser víctima de trata de seres humanos tras ser captada en Nigeria y prostituirse en Europa para saldar la deuda contraída con la organización.

La información llegó hasta los agentes especializados en España y, tras varias gestiones, constataron que la estructura criminal se componía de cuatro organizaciones diferentes dedicadas a la explotación sexual. Cada una de ellas tenía al frente a una mujer de nacionalidad nigeriana, si bien compartían un único entramado de traslados de las víctimas y a la persona que se encargaba del blanqueo del dinero procedente de la actividad delictiva.

Las víctimas eran captadas en su país de origen, Nigeria, mediante el engaño de falsas ofertas de trabajo. Las víctimas contraían una deuda de entre 30.000 y 35.000 euros por ser trasladadas a España y los criminales se aseguraban el pago de dicha deuda mediante el uso de rituales de vudú, como por ejemplo beber la mezcla de sangre de su "mami" mezclada con pelo de la víctima. De esta forma, las mujeres firmaban un contrato de fidelidad con la organización. En el caso de su incumplimiento serían víctimas de todo tipo de males tanto ellas mismas como sus familiares.

En un primer momento la organización criminal utilizaba la ruta migratoria vía Marruecos. Para ello se valían de un miembro de la organización asentado en Casablanca que se desplazaba personalmente hasta Nigeria para trasladar a las mujeres captadas hasta Marruecos. Allí esperaban el momento oportuno para cruzar la frontera hacia España a través de pateras u ocultas en vehículos.  

Posteriormente la organización comenzó a utilizar una nueva ruta por Libia  con llegada a Italia por vía marítima. Tras partir de Nigeria, las mujeres eran trasladadas a través del desierto durante semanas hasta establecerse en campamentos fijos en las proximidades de Trípoli. Posteriormente alcanzaban las costas italianas en lanchas que carecían de los más mínimos sistemas de navegabilidad y seguridad. 

Trato degradante

Durante su traslado hasta Italia, las mujeres eran violadas y maltratadas. Una de las víctimas indicó a los agentes que los criminales llegaron a disparar a una de las chicas por oponer resistencia a las agresiones sexuales.

Una vez llegaban a su destino, en este caso España, eran obligadas a ejercer la prostitución todos los días de la semana. Semanalmente debían entregar el dinero obtenido y, en el caso de demorarse en el pago, la deuda se incrementaba en otros 5.000 euros. 

La organización criminal contaba con una mujer de origen nigeriano que se encargaba de la infraestructura necesaria para el blanqueo de capitales del dinero procedente de la explotación sexual de las víctimas. Para ello utilizaba su domicilio, una peluquería frecuentada por súbditos de origen nigeriano y una tienda de productos africanos donde recibía el dinero procedente del crimen organizado.