Corella, con 95 parejas, se ha convertido en el municipio con mayor población reproductora de cigüeña blanca en la Comunidad foral. Así ha informado desde Gurelur, que lleva 15 años controlando la evolución de lesta especie, tras realizar un nuevo censo de las parejas que han iniciado la nidificación este año en Navarra.
San Adrián se sitúa en segunda posición del ranking con 83 parejas. Le siguen Tudela con 77, Funes con 65, Lodosa con 62, Fitero con 52 y Cortes con 51. De hecho, estas siete localidades soportan más de la mitad de la población reproductora. Ésta última, además, cuenta con la mayor concentración de nidos en un solo edificio, en este caso el viejo edificio de la Azucarera donde se localizan al total de sus zancudas. Por su parte, la iglesia nueva de San Adrián soporta 45 nidos en sus torres y tejados y los edificios del Monasterio de Fitero 30. Respecto a enclaves naturales destaca la Reserva Natural de Funes, con 62 parejas; la colonia existente en las orillas del Ebro en Lodosa con 61 nidos, y los cortados de Azagra y Falces con 30 y 27 nidos respectivamente.
Gurelur
En total son 813 las parejas que han iniciado la reproducción, una cifra similar a 2008, siendo Tudela la merindad que más acoge, 407 (50%). Estella cuenta con 220 (27%), Olite 164 (20%) y la de Pamplona es la última con 5 (0,61%), nidos que corresponden a la pareja de la capital navarra y a las cuatro de Puente la Reina.
Siguiendo la tónica iniciada en los últimos años, ha vuelto a aumentar significativamente el número de cigüeñas que han elegido para ubicar sus nidos en los árboles, donde ya hay 171. Otra ubicación natural son los riscos cercanos a los pueblos, como es el caso de Azagra, Falces y Milagro, donde ya hay 77 parejas nidificando. De esta manera se evitan parte de los problemas que originan en algunos edificios los propios nidos.
Poblaciones
Ya son 15 los años que esta entidad lleva controlando la evolución de las cigüeñas en Navarra, unos datos que ayudan a trabajar en la correcta gestión de éstas cicónidas. “De entre la información que conseguimos es importante la relativa a los posibles problemas que algunos de los voluminosos nidos puedan estar ocasionando en los edificios donde se asientan”, destacan. El año pasado se invirtieron 10.000 euros, entre actuaciones en nidos y en la realización de informes y memorias técnicas.
