Tudela

Convivir con los ruidos

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Una de las zonas en las que más se sufren las consecuencias de las fiestas de Santa Ana es el Casco Histórico de la ciudad. Sus calles son las que acogen, junto a la plaza de los Fueros, el mayor número de actos del programa a lo largo del día. Sin embargo, el mayor probema surge por la noche, cuando la gente acude, de forma masiva a los bares del esta zona, principalmente, en “el Tubo” y la plaza de San Jaime.

Es durante las horas nocturnas, cuando los vecinos que viven en estas calles padecen, con mayor intensidad, las molestias derivadas del volumen de la música y las aglomeraciones de gente, que se concentran en el entorno de los bares tudelanos, y más aún cuando se acerca el fin de semana, los días en que Tudela acoge el mayor número de visitantes.



Por ello, muchos de estos vecinos del Casco Antíguo de la capital ribera optan por irse de vacaciones durante la semana de fiestas para, según afirma R. Martínez, vecina de esta zona, “no tener que aguantar los ruidos, la música y todo lo que traen consigo las fiestas de Tudela, como la suciedad y el olor de las calles”.

Los bares en la calle

Otros, en cambio, han aprendido a convivir con los ruidos y las molestias típicas de estos días, y es que, como reconoce F. García, “sabemos que es lo que toca. Las fiestas son sólo una semana al año y hay que aprender a vivir con ellas y también con sus consecuencias. El problema es que hay mucha gente que trabaja y que no puede descansar bien con todo el ruido que se concentra en esta zona”.

Qué dice la ordenanza de ruidos

Además del ajetreo propio de estas fechas, con actos, charangas y gente en las calles las 24 horas del día, los vecinos de estas zonas deben convivir también con la música y las barras que instalan los bares en el exterior de sus establecimientos, algo que también incrementa los problemas de ruidos en este entorno. Por ello, desde el Ayuntamiento tudelano se intenta regular esta práctica con la intención de minimizar las molestias a los vecinos. Entre las normas que contempla la Ordenanza Municipal de ruidos y vibraciones se indica, expresamente, que “todas las actividades susceptibles de producir molestias por ruido, deberán ejercer su actividad con las puertas y ventanas cerradas”. Asimismo, se apunta que los propietarios de los locales están están obligados a adoptar las medidas oportunas de refuerzo de aislamiento acústico en sus establecimientos para ajustarse a los límites de niveles sonoros estipulados en la ley”. Pero durante la semana de fiestas estas normas se vuelven algo más flexibles, el reglamento señala que, el Ayuntamiento tiene potestad para modificar los horarios y niveles de emisión de ruidos en fechas señaladas, como es el caso de Santa Ana y, en este sentido, se permite sacar la música a la calle y se amplían los horarios de apertura de los locales. Sin embargo, siempre hay quien infringe estas normas y, para ello, la ordenanza también indica una serie de sanciones que pueden oscilar entre los 18 y los 600 euros, según la gravedad, o incluso superar los 1.000 euros si también hay reincidencia. Además, las multas se pueden aplicar a locales y particulares