Tudela

Con una mano

En esta época del año es cuando uno se da realmente cuenta de que las cosas que importan de verdad en esta vida, se resumen en muy pocos elementos de interés real, ítems que caben en los cinco sencillos dedos de una mano. Lo demás es superfluo, nos es inmune.



Uno de ellos, sino el más importante, es la Salud. No sabemos el don que nos acompaña cada día estando bien, o con los achaques simples que nos acarrea la edad de cada cual, o el momento del año y los excesos de los vicios mundanos que cada uno se otorgue.



Otro es la Amistad... Los amigos son esa familia elegida que de verdad te acompaña, acaricia, mima y rodea y que, sin saberlo -al menos conscientemente-, es el fiel reflejo de uno mismo. El espejo donde mirarse.



Uno inolvidable es la Familia, empezando por Padre y Madre, -así, en mayúscula y de Usted- seguido por toda esa retahíla de personajes que te llega con los genes, y que, guste o no, son parte de uno mismo.



Y la razón real de la existencia es ese apéndice virtual que gira en torno al Amor, profundo y completo, entendido del seso al hueso. Espiritual y banal. Sin el que el Ser Humano es un sinsentido, de la mano (y nunca mejor dicho) de esa otra pequeña extremidad -representación principal de esta quíntuple explicación-, y que es ese dedillo corazón que representa la Naturaleza y el frágil mundo que nos rodea.



Sobran dedos para el dinero, si bien falta uno para el Bienestar, que es lo mismo pero bien entendido. De modo que, como se ha dicho en muchas ocasiones, esta Navidad, este fin de año, ¡y siempre!, hay que vivir como si fuera la última ficha de ese pentagrama universal y magnífico que nos acompaña de por vida.



¡Lo demás, no importa, realmente, ni un comino!