Tudela

Coherencia de Belén

Llega la época de colocar nacimientos, de portales de Belén que no conmemoran otra cosa que el nacimiento del Niño Dios. Pero, sin embargo, para unos sólo son elementos decorativos dentro de una falsa y mal llamada laicidad.



Hasta se cantan villancicos, y lejos de adorar al Niño, se come, se bebe y se dice que se celebra la navidad, pero se cumple con el compromiso social, de poner el belén.



Pues va a ser que exigimos “coherencia”. ¿No vienen diciendo muchos que lo de ser cristiano no se lleva? Pues por coger unos días de vacaciones son capaces de llenar la casa de musgo, poner una serie de figuritas, corchos, hacer montañas y colocar camellos que cabalgan cerca de ríos que son de papel de plata, pero que alojan patitos cerca de gallinitas y ovejas.



Lo importante es el Niño Dios. ¿Pero para qué lo digo? Todos lo saben, e incluso recitan de día en día “…el Señor bendiga, al Niño que nació en Belén y está comida también”... y a comer. Lo importante son los regalos, la familia, la comida, la bebida; pues también, no seamos hipócritas, porque podemos disfrutar de estas cosas, de este puro materialismo, pero sabiendo porqué.



Lo cierto es que en nuestra tierra, en nuestros pueblos, en el interior de nuestras casas, nace Jesús, y queramos o no, eso, “nos llena de alegría”, “nos llena de felicidad”. Porque el misterio de nacer un Hombre Dios, se cumple por liberar al hombre.



Y eso en época de “bacas flacas” es más bonito, es más amor lo que se desprende, más solidaridad, más esperanza.