Corella

Cinco horas a golpe de pedal por las Bardenas

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Una cabanillera, la primera.

Arguedas se volvió a volcar con una nueva edición de la Extreme Bardenas y sus vecinos fueron de nuevo indispensables para que la espectacular carrera ciclista discurriera según lo previsto. Finalmente, el resultado no pudo ser mejor. A pesar de los 35 grados de temperatura que soportaron los 1461 ciclistas que tomaron la salida, la climatología fue una de las más aptas para la prueba de los últimos años. Lo fue igualmente su organización y el reto de un nuevo y generoso camino por descubrir y del que los participantes disfrutaron plenamente. Les fue conduciendo por las orillas del Ebro y el regadío de Arguedas hasta el corazón de las Bardenas. Algo más de 100 kilómetros de duro transcurso, en el que el polvo fue el máximo inconveniente. Hasta el punto de hacer invisible un camino, que prometía ser más suave por discurrir por terreno llano, resultando tan extremo que llevó a los ciclistas al límite de sus fuerzas.

Pese a ser un prueba no competitiva que transcurre en un ambiente amigable y casi festivo, en los últimos 25 kilómetros la rivalidad con el adversario se hace también patente. En esta ocasión, no lo fue menos. Pero sólo uno de los casi 1500 participantes pudo llegar el primero (el pamplonés Pedro Amatrián), lo que supuso su único premio, ya que los organizadores (Club Ciclista de Arguedas) sólo concedieron premios honoríficos. Lo hizo a las 13 horas y 57 minutos de haber partido del Polideportivo Miguel Induráin de Arguedas, dos hora y media antes que el último corredor que llegó a la meta y sólo 14 minutos antes que la primera corredora femenina que pisó la línea de meta, Rebeca Sierra Sola, de 28 años de edad y vecina de la localidad ribera de Cabanillas.

Otro punto de vista, el femenino.

Los 1419 participantes de la VIII Extreme Bardenas, llegados no sólo de muchos puntos de Navarra, sino de otras comunidades como el País Vasco y Cataluña e incluso países como Italia, fueron verdaderamente los ganadores. Sin embargo, hubo reconocimiento especiales para el corredor más joven (Mikel Lejertua, vecino de Echauri de 16 años), la chica más joven (Arritxu Aguirre, de 16 años y procedente de Zugarramurdi), el ciclista más veterano (Jesús Iturre, tudelano de 66 años de edad), la corredora de más edad (Luisa Fernanda Pascual, tudelana de 50 años), al grupo más numeroso (Kea, de Pamplona con 22 corredores) y al participante más lejano (Els Senglars, de Olot, en Gerona, que se desplazó 700 kilómetros)

Cuando la vecina de Cabanillas, Rebeca Sierra Sola, de 28 años de edad, cruzó la línea de meta, pasadas las dos de la tarde del pasado domingo, se sintió de repente la chica más satisfecha del mundo. Lo había logrado y ese era su premio. Lo que no sabía todavía era que, curiosamente, pasaría a formar parte de la historia de la Extreme Bardenas, como la primera corredora femenina que acabó la carrera en la octava edición. Cuando recuperó el aliento, ella misma explicó su punto de vista sobre la prueba. “Me ha gustado mucho el recorrido porque me gusta llanear y por eso me he sentido muy cómoda, pero como vas a tope acaba siendo muy duro”, dijo Rebeca Sierra. Esta cabanillera, ex-ciclista de un grupo navarro y ahora masajista, conoce de cerca la dureza del ciclismo y por eso defiende la igualdad de sexos en el deporte. “El polvo y el calor a mí no me asustan”, confesó orgullosa la ciclista.