Abrieron este sábado antes de volver a cerrarse durante seis meses. Y los alfareños aprovecharon la oportunidad para reencontrarse con su templo más emblemático. Consciente de las ganas de los vecinos por conocer, admirar y sentir los resultados de la restauración integral que ha vivido la Colegiata de San Miguel durante los seis años que ha permanecido cerrada al culto, la parroquia celebró a lo largo del sábado una jornada de puertas abiertas.
Y cientos de alfareños respondieron a la invitación. Algunos ya habían podido visitarla días atrás, en el acto de la firma del acta por el que el Ministerio de Vivienda devolvía el monumento nacional declarado en 1976 a la Diócesis. Pero la mayoría se había quedado con el deseo de reencontrarse con el templo renacido. Y lo hicieron, llenándolo de halagos.
Porque todos los vecinos recorrieron cada rincón del mayor templo de La Rioja, con 3.500 metros cuadrados, estudiaron cada detalle, contrastaron cómo la dejaron hace seis años y cómo la reciben. La viva luz que ha ganado, la ausencia del olor a humedad que la carcomía, los colores recuperados en rosetones y angelotes, la amplitud ganada… Todo fueron halagos para los trabajos de restauración, que han supuesto más de 7 millones de euros de inversión –cerca de 6 millones aportados por Vivienda-.
Los visitantes también pudieron observar cómo la Diócesis ha comenzado a montar los retablos, como los de San Nicolás de Bari y de San Francisco Javier, con sus colores recuperados por el Taller Diocesano de Conservación y Restauración de Santo Domingo de la Calzada.
Desde este punto, la Diócesis ha puesto la Colegiata a disposición del Gobierno de La Rioja para que programe la organización de la exposición La Rioja Tierra Abierta, con la que abrirá sus puertas en la próxima Semana Santa.
