Intensas, sin descanso ni freno y llenas de sonrisas. Los alfareños y cientos de amigos y visitantes compartieron este fin de semana sus Fiestas de Primavera por San Isidro, las primeras del año. Con ganas redobladas las recibieron para disfrutarlas de día y noche, a lo largo de los actos del programa del Ayuntamiento y de las citas planeadas entre cuadrillas.
Por ser tan breves, desde la tarde del viernes a la del domingo, el espíritu de estas fiestas es el de la intensidad, vivirlas sin descanso y a todas horas para sacarles todo el jugo. Y así fue. Desde que los alumnos de la Escuela de Música Marqués de Orovio prendían la mecha del chupinazo que las abría en la noche del viernes, a las 21.00 horas, cuadrillas de todas las edades tomaban las calles para disfrutarlas cada una a su modo acompañadas por una primaveral temperatura.
Es ya habitual que el Ayuntamiento ceda el honor de lanzar este chupinazo a un colectivo que destaque por su trabajo. La Escuela de Músico se lo ha ganado gracias a implicar a decenas de jóvenes en sus clases y en la Banda Municipal. Tras el inicio de las fiestas, la música dominó la noche con un concierto de grupos locales de rock, una fiesta en la discoteca Crepúsculo y la charanga Strapalucio sembrando sus ritmos por las calles.
El encierro y suelta de vaquillas fue la primera cita del sábado, seguida por un participativo torneo de Baby Basket. Ya en el mediodía abría sus puertas la cita estrella, el Mercado de Antaño. Con 25 años de historia, la feria de artesanía cumple su segunda edición transformado en mercado medieval, con sus personajes, talleres de forja, soplado de vidrio, lana, madera… De los sesenta talleres artesanos, todos ataviados con ropas medievales, una decena eran de alfareños. Cientos de personas lo han visitado, disfrutado y saboreado durante el fin de semana festivo.
