Lobera de Onsella

Una carrasca para recordar el Rito del herniado

Los vecinos de Lobera de Onsella no podrán celebrar hoy por la noche su ritual de sanación de niños, pero, el sábado próximo, se recordará con un acto en el que la persona más mayor y más joven del municipio plantarán un árbol como símbolo de esta tradición.

Los vecinos de Lobera de Onsella conservan el rito del herniado y lo realizan siguiendo tradición ancestral. Este año, como consecuencia de la pandemia, se modifica y recordará de otro modo el próximo sábado, 27 de junio.
photo_camera Los vecinos de Lobera de Onsella conservan el rito del herniado y lo realizan siguiendo tradición ancestral

Lobera de Onsella celebraría hoy por la noche su tradicional rito del herniado. A las 24.00 horas, en la que es la noche más corta del año, los niños del municipio que sufrieran esta patología pasarían por el árbol abierto, unas ramas que, al sanarse, harían también curar las dolencias de los pequeños.

Esta tradición local, que se mantiene viva de generación en generación, se ha visto modificada este año por culpa del Covid-19. “Hay que limitar el aforo y no queremos que nadie se lo pierda, ya que es un acto que congrega a muchas personas”, señala el alcalde de Lobera de Onsella, Francho Chabier Mayayo.

Por ello, no se celebrará tal y como se viene haciendo cada año, pero, en vez, el próximo sábado, 27 de junio, se recordará en un acto que ha preparado el consistorio loberano.

Será a partir de las 12.00 del mediodía en el Bosque de la Mosquera (donde habitualmente se hace el rito). Allí, uniéndose a la iniciativa que ha propuesta el Gobierno de Aragón para recordar a las víctimas de la pandemia, se plantarán varias carrascas. Los protagonistas serán Ramón Begué (nonagenario) y de Chabier Mayayo (dos años). El vecino más longevo y el más joven de la localidad.

Ellos serán los testigos especiales de este rito con el que, “también se quiere rendir un homenaje a todas las personas que han fallecido como consecuencia de la pandemia, además de ser un homenaje muy especial a todos nuestros mayores”, dice el edil.

Precisamente, los mayores “identifican la recuperación del ritual de San juan como algo propio, que se había perdido, y lo viven intensamente, porque ven como se mantiene y se mantiene gracias a la gente joven”, señala Mayayo.

De paso, con este acto “queremos plasmar en este acto el ciclo de la vida. Recordar a los que se han ido, pero aportar una luz de esperanza por los que han superado la enfermedad y por las nuevas generaciones que son el futuro de nuestro pueblo”, indica el primer edil.

No así, la noche de San Juan representa el paso del solsticio del invierno a la primavera, “la muerte y la vida, la renovación y el contacto con la naturaleza. Estos son el fundamento de la noche de San juan. Y, en este año tan especial, también puede representar el fin del confinamiento y el dolor de la gente que ha sufrido la pandemia y el renacer de la esperanza que nos da ir volviendo a la normalidad”, apunta Francho Chabier.

Para completar este fin de semana mágico, el domingo se hará la misa en la ermita de San Juan, en honor al santo que le da nombre. Será a las 12.00 horas y con aforo reducido, para dar cumplimiento a las normas sanitarias. En esta cita “tendrán especial protagonismo las personas mayores de la localidad”, concluye el primer edil.

Historia viva

El Rito del Herniado está incluido en la guía de recreacionismo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) desde hace 3 años, un acto singular que merece la pena ver dada su singularidad, ya que es el único municipio de España en el que se conserva.

Así, cada año, los vecinos de Lobera de Onsella se atavían como a principios del siglo XX, siguiendo las pautas de una fotografía que se conservan en la localidad con este ritual fechada en el año 1926.

Todo para dar más realidad a este ritual que comienza cuando la comitiva participante se traslada al bosque cercano a la ermita de San Juan, el bosque de La Mosquera, al que se atribuye propiedades mágicas, especialmente a sus robles más frondosos. Allí se han elegido previamente tantos robles jóvenes, como niños herniados van a someterse a este ritual.

Una vez llegados a los robles milagrosos, el niño o los niños herniados se desnudan y son pasados a través de la abertura del árbol de brazos de un oficiante --al que se conoce como Pedro--, a los del otro oficiante, al que se denomina Juan.

Durante el rito, ambos oficiantes recitan la siguiente salmodia: "Tómalo Juan, dámelo Pedro; herniado te lo doy, sano te lo devuelvo" repitiéndolo en tres ocasiones.

Una vez terminado el rito de curación, se cubre con barro la abertura en el árbol y se venda la herida, dejándolo así. Según dice la tradición, el árbol que sane hará que el niño que pasó por él también quede sanado de su hernia.

Para encontrar el primer testimonio escrito habrá que esperar hasta el año 1943, en que el célebre etnólogo Ramón Violant i Simorra incluyó en su libro ‘El Pirineo español’, diferentes rituales en este tipo llevados a cabo en Cataluña y Aragón, y, en concreto, cita el de Lobera de Onsella como "el pueblo donde este viejo rito se conserva en toda su pureza y se practica con mayor y más solemne aparato".

Es por ello por lo que el rito de los herniados de Lobera de Onsella ha sido protagonista de muchos documentales. El primero que se hizo fue obra de Julio Caro Baroja, en los años 70, y ya en el 2004 fue el documentalista y etnólogo, Eugenio Monesma, quien lo grabó y utilizó en numerosas ocasiones en sus trabajos.