Cerca de 1.500 peregrinos riberos partieron el viernes a pie hacia Javier para cumplir con una tradición, que este año celebra su 68ª edición, bajo el lema “Testigos de Cristo, como Javier”. Las altas temperaturas fueron la nota dominante durante las tres jornadas de peregrinaje que realizaron los riberos -algunos salieron en la madrugada del viernes- y que tuvieron su primer alto en el camino en la ermita del Yugo, Arguedas. Allí se dieron cita numerosos grupos -entre los que se encontraban los cerca de 500 caminantes tudelanos que acudieron repartidos en 10 grupos- y que, tras dar buena cuenta de un almuerzo y obsequiar a la imagen de la Virgen con varios cánticos, se adentraron en las Bardenas con destino al castillo de Javier.
Encomiable es el trabajo de los numerosos grupos de apoyo que hacen el camino de los peregrinos más llevadero. Ellos son los encargados de trasladar las mochilas y de prepararles el avituallamiento para que no flaqueen las fuerzas.
Cruz Roja aportó este año 15 voluntarios que contaron con dos ambulancias, 4 todoterrenos y un vehículo de apoyo. Por su parte, Protección Civil movilizó a 17 personas. Entre sus cometidos estuvo el de repartir agua a los peregrinos.
A pesar de que el camino siempre es el mismo, cada año la Javierada cuenta con diversas novedades, como las reivindicaciones del grupo Quetzal. Este año, estos jóvenes alumnos del colegio de Jesuitas caminaron con carteles de la ONG Manos Unidas en los que podía leerse “Madres sanas, derecho y esperanza”.
