Tudela

Broncearse sin correr riesgos este verano

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Conseguir un bronceado rápido puede originar en nuestra piel daños irreparables que, si queremos, son fáciles de prevenir aplicando en nuestra piel una crema protectora adecuada. Hay que desterrar la creencia de que usar un alto protector solar retrasa el bronceado. Todo lo contrario, lo que hace es permitir una exposición al sol más segura.

El bronceador hay que aplicarlo cada hora y después de cada baño. Hay que tener en cuenta también el lugar donde se toma el sol, ya que la fuerza con la que éste se frefleja es variable. Por ejemplo, el césped refleja el 3% de la radiación solar; el agua entre el 5 y el 10%; la arena, entre el 15 y el 30%, y la nieve hasta el 85%.

La elección del protector solar depende de muchos aspectos propios de la persona, como son la edad y el tipo de piel o fototipo, pero no son los únicos. Así, el peor momento para tomar el sol es entre las 12 y las 16 horas. La fuerza del sol depende de la latitud y altitud. Cuando el cielo está nublado, se suele descuidar la protección, pero las nubes dejan pasar el 90% de las radiaciones UV del sol, por lo que el peligro de quemaduras continúa.

La normativa establecida por la Comisión Europea para estandarizar la información que los envases incluyen sobre el SPS dispone la siguiente agrupación: protección ligera (del factor 6 al 14, para razas negras o piel amarronada que se pigmenta con facilidad y rara vez se quema); protección media (del 15 al 29, para razas mediterráneas, mongólicas u orientales, que se queman moderadamente y se broncean con facilidad), protección alta (del 30 al 59, para pieles blancas y cabello rubio o pelirrojo y ojos claros, que se queman fácilmente y presentan pecas) y muy alta (más del 60, que figuraría como 50+, para pieles muy claras, blanco-lechosas, que no se broncean y presentan intensas quemaduras solares).