Los alfareños celebraron un año más la festividad del Pilar como manda la tradición en la localidad, acercándose hasta su ermita, ubicada a unos 3 kilómetros del casco urbano en dirección hacia Rincón de Soto y Calahorra.
Heredada de generación en generación, es costumbre entre los alfareños llegar en romería a lo largo de toda la jornada, sin una hora fijada, hasta la ermita del Pilar. La gran mayoría acude andando, con la familia o entre amigos; otros muchos, sobre todo los que se acercan con niños o mayores, lo hacen en coche; también son muchos los que llegan en bicicleta, a caballo o incluso corriendo. Este último caso fue el de miembros del Club Rincón Atletismo que, como también otros rinconeros, participaron de la tradición alfareña. Y, en su camino, se encontraron con sus amigos del Club Inferno Alfaro, que también aprovecharon la soleada mañana para recorrer el tramo riojabajeño del Camino Jacobeo del Ebro entre ambas localidades.
Una vez en el templo, que se eleva sobre una pequeña ladera al paso de la carretera N-232, los alfareños cumplieron con las tradiciones del día: la compra a la Asociación de Viudas de cordones bendecidos del Pilar, que anudarán a muñecas, vehículos u hogares como símbolo de protección; el saborear barquillos característicos de esta fecha; y asistir a alguna de las tres eucaristías que acogió la coqueta ermita a lo largo de todo el día.
Entre los asistentes, también participaron los miembros de la Corporación y de la Policía Local, que acompañaron a los agentes del cuartel de la Guardia Civil en la celebración de su patrona.
