Están desnudos los árboles,
el cielo azul se estremece,
se torna gris y opaco
el día, antes oscurece.
Perezoso el sol se levanta,
se le ve viejo y cansado,
después de dar calor once meses
parece que está agotado.
Por eso está triste diciembre,
y porque se acaba con el año;
atrás quedan muchos días
de ilusión y desengaño.
En este adiós no hay lamentos
por el tiempo mal gastado,
y por esos duros momentos
que el olvido ha alejado.
Y ahora llega Navidad;
días de celebraciones
y nos desearemos felicidad,
como en otras ocasiones.
Cantaremos villancicos,
brindaremos con champán
y recordaremos con cariño,
a aquellos que ya no están.
Alegres y esperanzados
recibiremos al nuevo año,
deseando sea mucho mejor
o que no haga tanto daño.
A los Reyes pediremos
paz, felicidad y trabajo,
que buena falta nos hace
para no caer más abajo.
Y así entrará enero,
mes joven y más alegre
que despedirá diciembre
con un adiós, y hasta siempre.
Fip