Opinión

Una niña emigrante española alcaldesa de París

Debo empezar con satisfacción dando mi más cordial y emocionada enhorabuena por su elección como candidata a la Alcaldía de París a Ana Hidalgo, gaditana de nacimiento y emigrante de niña junto a su familia a Francia, igual que aquellos seiscientos mil españoles entre los que yo de niño también me encontraba. Mis felicitaciones de antemano a los electores ciudadanos de París por su demostración a Europa, una vez más, de ejemplaridad social y tolerancia.

Ana Hidalgo, compañera y me permito decir amiga, desde hace mucho tiempo es una parisina, una francesa mas, española y andaluza de origen humilde y que con dos años tuvo de emigrar por necesidad junto a su familia para poder comer y formarse como persona. Francia la acogió y le dio esa oportunidad que su país de nacimiento le negaba.

Hoy Ana Hidalgo, merced al esfuerzo, al trabajo y la labor fundamental de la escuela pública francesa en la educación e integración social de entonces, desde su despacho en la Alcaldía de París, sin olvidar nunca de donde viene, está dispuesta para devolver con trabajo y su acumulada experiencia municipal en París, junto al hasta ahora Alcalde Bertrand Delanoe, aquella oportunidad que los parisinos y parisinas hace tiempo le dieron y aquellos, sobre todo niños, que en aquella dura época de nuestras vidas vivimos y nos formamos en Francia, valoramos mucho lo que Ana Hidalgo ha conseguido con tesón y sacrificio familiar.

Es un ejemplo que debe tenerse en cuenta hoy, un ejemplo a seguir y no olvidar, ante las actitudes intolerantes de algunas personas olvidadizas de lo que España y su emigración fue y vivió aquellos años 50-60, un reconocimiento porque nosotros también fuimos…

Como olvidar aquellas vivencias, aquellos valores éticos aprendidos desde la solidaridad y la tolerancia, aquellas reuniones de mayores a las que algunos niños ya asistíamos, emigrantes y exiliados, juntos en aquella sede central de la casa del pueblo aun clandestina en Toulouse, donde se escuchaban la Pirenaica, donde la Internacional y la Marsellesa eran himnos de todos, por la esperanza y la dignidad que para nosotros representaban, valores éticos que aun hoy algunos procuramos mantener intactos.

En nombre de todos ellos, felicitaciones de nuevo Ana Hidalgo, gracias de nuevo por tu colaboración y por tu prologo en mi libro “La poesía Española en otras tierras” que juntos aquellos niños de entonces, hoy ya mayores, logremos editar para la Casa de España en Montpelier. Buen trabajo Ana en tu nueva responsabilidad y suerte, tú te la mereces, nunca olvides que pase lo que pase, para nosotros hoy tú ya has ganado.

Víctor N. Angoy Sancho

EX – Alcalde de Tauste

Ciudadano de honor de Espalion