Opinión

Viajar es regresar

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“Viajar es marcharse de casa, es dejar los amigos, es intentar volar. Volar conociendo otras ramas, recorriendo caminos, es intentar cambiar. Viajar es vestirse de loco, es decir “no me importa”, es querer regresar. Regresar valorando lo poco, saboreando una copa, es desear empezar. Viajar es volverse mundano, conocer otra gente, es volver a empezar. Empezar extendiendo la mano, aprendiendo del fuerte, es sentir soledad. Viajar es regresar”.

Aquí tenéis los versos de un poema de Gabriel García Márquez que describen mi Navidad y la de muchos otros jóvenes a los que la crisis obligó a buscar oportunidades lejos de nuestra tierra y viviremos estas fechas tan especiales lejos de nuestros hogares.

Es Navidad: comilonas en familia, turrones abarrotando la mesa, el asado y los fritos de la abuela, zuritos con la cuadrilla, frío y luces decorando nuestras calles, uvas desde la Puerta del Sol, brindis por la salud y el amor (el dinero ni mencionarlo), regalos venidos desde el Polo Norte y Oriente, la llegada de Olentzero, una esperanza en los bombos del día 22, el árbol vestido de espumillón y bolas, villancicos con el cuñado y la suegra, gambas a la plancha… es Navidad.

Pero no lo será para nosotros y nuestras familias. En mi casa, la noche del 24 habrá una silla vacía y una copa de cava llena esperando ser bebida, regalos aguardando ser entregados y miles de kilómetros separando a los que más queremos. Habrá silencio y un nudo en las gargantas de los que brindan. Habrá un plato menos y una lágrima más. Habrá una llamada desde Escocia que intentará llenar la oscura noche de claridad.

Como dice García Márquez “viajar es sentir soledad. Viajar es regresar”. Y un día regresaremos desde ese lugar llamado soledad a la casa que nos vio crecer, a las calles donde jugamos, a abrazar los brazos que nos acunaron, a mirar en las miradas que nos educaron, a llenar el hueco en la mesa y entonces sí poder sentir una Feliz Navidad.

Belinda Ríos Alonso

Tudelana en Escocia