Opinión

Para entender a Barcina

Ahora, cuando todo son aspavientos y exigencias, reconozco que dio un golpe sobre la mesa en Cadreita, con el que paró a todos los que antes la apoyaban y ahora la querían jubilar, porque ellos sí que quieren seguir llevando la manija foral.

Pienso que se ha presentado porque piensa que es lo mejor para UPN y para ella, a corto asegura la continuidad y, frente a los que piensan que se ha equivocado, quizás comprendan, con el tiempo, que le va a venir muy bien la presentación, porque así prepara su salida a medio plazo.

Barcina cuenta con una trayectoria, y pienso que ya ha decidido, desde ya, iniciar una retirada ordenada, por fases.

Ante los posibles escenarios después de las elecciones autonómicas, si UPN tiene la posibilidad de Gobernar con apoyo del PSN, estos pedirán la cabeza de Barcina, y ésta a gusto la ofrecerá. Pienso que no tendrá dificultad alguna en encontrar un buen refugio, una buena acogida en círculos madrileños, y un posible acomodo. Si el resultado imposibilita articular un Gobierno navarro constitucionalista, ella puede sacrificarse / retirarse para facilitar la renovación de UPN. También tendría una  buena acogida en Madrid, pues se ha sacrificado por Navarra, después de luchar denodadamente.

Habrá que estar atentos, será clave, quién vaya de segundo en la lista, o cuál sería su posible candidato tapado.

Barcina ha tenido que soportar una presión enorme, desde un Parlamento subido al monte, en continua locura legislativa. En un contexto muy complicado, con los independentistas catalanes enloquecidos, y con un gran hartazgo social por la dureza de la crisis, que acarrea el agotamiento del bipartidismo. Por ello, sigue siendo imperioso el replantearse urgentemente la regeneración democrática de España.

Desde la perspectiva de hoy, considero que no tuvimos que meternos en el lío de la normativa foral sobre las energías. Por salvar a nuestros inversores, no valoramos convenientemente que el Gobierno de España no podía quedarse de mirón, ante una pequeña autonomía que, con su desplante, le dejaba a los pies de los caballos, al encabronar a cientos de miles de afectados en el resto de España. Dimos, excesiva visibilidad a una norma que, desde luego, sería interpretada como un “privilegio” más de Navarra, frente a los demás.

Convengamos que, de cara a la negociación, cada uno juega sus cartas: a veces de frente, y otras por debajo de la mesa. Habíamos olvidado que teníamos pendiente la secuela del IVA de Volkswagen, por parte navarra hacia el resto de españoles. ¿No sería mejor que fuésemos menos gallicos?

Mejor ser más humildicos, y sin ruido empezar a adecuar el gasto foral a los ingresos forales.

Navarra históricamente se ha caracterizado, por dar ejemplo de mesura, de templanza, y de honestidad en la manera de llevar el Gobierno, pero ahora no es así, llevamos unos cuantos años de despropósito. Llegamos a pensar que la crisis era más corta, y nos lanzamos a endeudarnos más, con mucha tontuna por parte de los buenos, jaleados y presionados por los malos.

Estos, no olvidemos, prefieren una Navarra débil, y nos hemos situado en una situación delicada y preocupante. No estamos en el mejor momento, y parece que hemos olvidado que hay que negociar, con listeza.

Debemos proceder sin necesidad de proclamas: no se puede estar todo el día presumiendo de nuestras magníficas estadísticas, siendo los primeros de la clase en todas, y, por otro lado, sin tener limpia nuestra casa, equilibradas nuestras cuentas, saneada nuestra Hacienda. Tampoco hay que olvidar que cuando se está negociando, no es conveniente pegarle patadas en las espinillas a tu interlocutor, sobre todo cuando estás en una posición débil por nuestras propias torpezas.

Ricardo Guelbenzu