Opinión

Homoesteparius, un fotograma de la destrucción de nuestros bosques

En los últimos estertores de la segunda guerra mundial, la inteligencia de los EEUU se debatía entre el aislacionismo al régimen fascista del “Generalísimo”, y la necesidad de contar con España como aliado ante una probable guerra contra la unión soviética. Los estrategas norteamericanos sabían perfectamente que no sería posible frenar a los soviéticos en territorio francés en el caso de un ataque relámpago. Así, la península ibérica pasó a tener una enorme importancia geoestratégica, por ser el punto de Europa más alejado de la URSS. Finalmente los intereses geo-políticos se impusieron a los principios morales, y los EEUU terminaron en 1953 concediéndole a la Dictadura de Franco el apoyo internacional que le permitió perpetuarse a lo largo de cuatro décadas.

En este escenario guerra fría, en una Europa convulsa y destruida por la II guerra mundial, y en previsión de nuevos conflictos bélicos, el Army Map Service del cuerpo de ingenieros del ejército de USA decidió acometer una actualización completa de la cartografía europea post-conflicto utilizando vuelos fotogramétricos. Se realizaron 2 grandes campañas de fotografías aéreas, denominadas como el vuelo americano Serie A (1945-46) y Serie B (1956-57).

A pesar de los objetivos militares que motivaron la realización de esta serie de fotografías aéreas, hoy en día, por su extensión y antigüedad, son referencia básica en urbanismo y ordenación del territorio. Además de una fuente inagotable de información para investigadores de muchas disciplinas, incluyendo la medioambiental.

En este artículo me gustaría analizar exclusivamente el fotograma 13151, realizado el 24 de Julio de 1956 sobre las planas de Alfarillo, del Farillo y el Tan, al norte de la loma de la Bardena Negra.Fotograma _Seire B_13151

Lo primero que llama la atención al observar esa fotografía es como, sin ninguna diferencia geográfica o climática, el límite político entre Navarra y Aragón marca con precisión milimétrica un cambio brusco en la cubierta vegetal. Campos roturados y laderas desnudas en la zona Navarra, y un extenso bosque, que cubría por igual las planas y barrancos, en la parte aragonesa.

Esta diferencia solo es explicable por el diferente uso realizado del territorio. Tal y como detalló el Arqueólogo del Gobierno de Navarra D. Jesús Sesma en una conferencia magistral el pasado mes de marzo; las prácticas forestales, ganaderas y agrícolas poco sostenibles desarrolladas por el ser humano a lo largo de los últimos 6 milenios son las responsables máximas del actual paisaje Bardenero. Los riberos hemos sido tan eficaces en la destrucción del medioambiente que nos hemos quedado sin referencias de cómo pudo ser nuestra comarca antiguamente. A penas se pudieron salvar unas pocas hectáreas de bosques maltratados en barrancos inaccesibles. Así, para conocer cómo fueron, y como podrían ser, nuestros bosques debemos mirar hacia las masas conservadas milagrosamente en Aragón: Zuera, Castejon de Valdejasa, Alcubierre, lanaja…

Pero no quiero decir que los navarros seamos más salvajes que nuestros vecinos aragoneses, ya que el caso de los Monegros se siguió un patrón de destrucción similar al de las Bardenas. La mejor conservación del bosque mediterráneo en Aragón se debe exclusivamente a la baja presión demográfica en ciertas áreas.

Históricamente las Cinco Villas Aragonesas sufrían un fuerte despoblamiento que el INC (Instituto Nacional Colonización) franquista trató de paliar mediante El Plan General de Colonización de la Zona de Bardenas, aprobado en 1954. En las siguientes dos décadas hasta 1.353 colonos se instalaron en quince nuevos poblados atraídos por el “lote”, que comprendía; una parcela de 7 a 10 hectáreas de regadío, el huerto, la vivienda, algún animal y herramientas. En este proceso de colonización enormes extensiones estepas y campos de secano se convirtieron en regadíos con aguas procedentes del embalse de Yesa. Los cerealistas buscaron nuevas zonas de cultivo roturando Barrancos y planas en la Bardena Negra Aragonesa. Solamente en las planas anteriormente mencionadas se talaron aproximadamente unas 300 hectáreas de pinares.

Afortunadamente, en los barrancos sin utilidad agrícola, se lograron conservar zonas boscosas que son una auténtica joya de la flora mediterránea, y un reflejo de lo que debería ser también la Bardena Negra de Navarra. Entre los cientos de especies botánicas que podemos encontrar todavía en los pinares de La Negra aragonesa están; la madreselva, el madroño, la gayuba, el quejigo…..etc., pero por la belleza de su floración destacan especies como la paeonia officialis, iris spuria y multitud de pequeñas orquídeas.

La imagen gráfica en este fotograma de cómo fueron nuestras planas y montes hace unos pocos siglos, hace más incompresible la política forestal para la Ribera del Departamento de Medioambiente del Gobierno de Navarra. Que, lejos incentivar la recuperación de la vegetación original, elimina pinares en formación repitiendo procesos destructivos del pasado.

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