Opinión

Gestión Forestal de Navarra y Cambio Climático

La teoría de la Bomba Biótica, planteada en 2005 y demostrada recientemente mediante modelos matemáticos, explica como la evaporación procedente de los bosques y su condensación en capas altas de la atmósfera es la causante de los vientos que arrastran humedad desde los océanos hacia los continentes y provocan la lluvia. Según esta teoría, son los bosques lo que crean la lluvia y no al revés.

Durante los últimos 5000 años la tierra ha pasado por varios periodos de calentamiento global, así como por una pequeña época glaciar en la alta edad media. Cuando analizamos en detalle el clima en el valle del Ebro vemos como, incluso en periodos mucho más cálidos que el actual, como en la Edad de Bronce, el clima era mucho más húmedo. Fue la fuerte deforestación producida por el ser humano la que alteró el régimen de lluvias hacia un escenario de precipitaciones menos frecuentes y más torrenciales. La reducción de la cubierta vegetal y las fuertes tormentas estivales han derivado en la perdida del suelo fértil y la erosión característica de nuestro paisaje.

Así, el cambio climático provocado por ser humano no es algo nuevo, sino que lleva siglos produciéndose, debido a la deforestación. Pero hasta ahora este cambio afectaba exclusivamente al régimen de lluvias de determinadas áreas y no a la temperatura global del planeta.

La utilización masiva de combustibles fósiles a partir de la revolución industrial, con la liberación a la atmosfera de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global, nos lleva hacia un panorama climático desconocido y aterrador. Según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología, en el interior de la península ibérica a lo largo de este siglo las temperaturas máximas medias subirán entre 2 y 6 ºC, no resulta difícil imaginar las consecuencias para nuestra agricultura.

Aunque la sociedad parece estar más concienciada con el cambio climático, nuestro modelo de consumo cada vez es más insostenible, con un aumento de las compras online de productos de corta durabilidad, fabricados en países “low cost” situados a miles de kilómetros del punto de uso. El aumento de la concentración de C02 en la atmósfera no ha parado de aumentar progresivamente y las reducciones de las emisiones de C02 en Europa son debidas, más a la crisis económica o a la deslocalización de la economía, que a un cambio real de hábitos de los ciudadanos. La falta de compromiso real de la población se refleja en políticas medioambientales; más publicitarias y estériles, que prácticas y eficaces.

A corto plazo la política forestal es la única herramienta eficaz con la que contamos para amortiguar las emisiones de CO2 y proporcionarnos el tiempo que necesitamos para realizar profundos cambios en los modelos de consumo, productivos, energéticos y, porque no, demográficos. Para que la política forestal sea eficaz desde el punto de vista climático hay que analizar, no solo el carbono fijado en la vegetación y en el suelo, sino el ciclo completo de la madera. No es lo mismo que un bosque sea cortado para biomasa, liberando a la atmosfera inmediatamente todo el carbono acumulado durante lustros, que utilizar la madera para fabricar una viga para un caserío que mantendrá el carbono fijado durante siglos.

Recientemente, mientras se justificaba la corta a matarrasa de 50 hectáreas de bosque en Tudela, el responsable de Medio Natural de Gobierno de Navarra, el Sr. Fermín Olave se permitía afirmar que en Navarra en los últimos 25 años la superficie arbolada ha aumentado un 20%. Resulta sorprendente que compare el (Inventario Nacional Forestal) INF4 con el INF2, y se olvide de analizar lo sucedido durante los 10 últimos años, en los que él personalmente ha sido responsable de la gestión forestal de Navarra. Si comparamos el INF4 con el INF3, la superficie arbolada en Navarra ha disminuido en más de 25.000 hectáreas. Además, con una reducción de bosques de frondosas o mixtos de más de 54.000 hectáreas, solo compensado parcialmente por el incremento de las coníferas comerciales para madera.

Desde el inició de la polémica por la tala a matarrasa de pinares en Tudela se han sucedido las noticias alarmantes relacionadas con el cambio climático.

• Inundaciones en Colombia y Perú con 335 muertos.

• La enorme grieta en la plataforma de hielo Larsen C en la península Antártica que podría desprender un Iceberg del tamaño de La Rioja.

• Desaparición de un rio en tan solo 4 días en el territorio de Yukon (Canadá) que cambió su curso por el colapso de un glaciar.

• Primavera extremadamente seca, con temperaturas record en toda la península, que ha provocado un mínimo histórico en el caudal del río Ebro.

El cambio debe llegar también a la Política Forestal de Navarra, comenzado por su dirección. Necesitamos disponer de indicadores precisos con carácter anual que incluyan, no solo la extensión y madera acumulada en los bosques, sino su salud, carbono fijado por el suelo, uso de la madera.….etc. Hay que incentivar fiscalmente los usos de la madera de ciclo largo y gravar los de corto. En definitiva, se debe incluir el componente climático en toda la gestión forestal.