Opinión

Viajes de Estudios

Todavía recuerdo mi primer y único viaje de estudios: transcurrió en el año 1977. Fue corto, tanto en espacio como en tiempo, tan sólo la distancia que hay entre Tudela y Ablitas.

El programa fue proporcional a su brevedad, una pequeña capea por la mañana, comida por la tarde, y como punto final del trayecto estudiantil discoteca en la tarde-noche, en la célebre, por entonces “Discoteca Macarius” de Ablitas, más célebre ésta última localidad entonces que ahora. Como quiera que fue el único curso de la promoción donde en la misma clase había chicos y chicas, eso de acudir a la discoteca sobre todo fue una gran novedad y mayor aún el éxito. No hace muchos días así me lo recordaban unos viejos compañeros de aquel corto viaje, ahora como cónyuges, también me lo recordaban, fruto precisamente de aquel corto e inolvidable viaje de estudios.

No sorprende que en nuestros días los viajes de estudios sean mucho más largos, tanto en espacio como en tiempo; lo que sí extraña es que el destino sea. Egipto, -sirve cualquier otro similar-, sin consulta alguna a los padres, sin el parecer de estos, bueno, sí, el “parecer” del correspondiente abono, claro. Si resulta extraño el destino, lo más sorprendente es que los docentes organizadores, teman más a las acciones irresponsables y a veces vandálicas que se dan en las aulas, que a embarcarse -nunca mejor dicho- con 60 chicos y chicas de 16 años con destino a ese país, incluido el crucero de tres días por el Nilo, supongo que para apreciarlo, junto con pirámides y demás en la realidad, no de forma virtual a la que cualquiera de esos alumnos puede tener acceso con su ordenador, mp4 y dvds.

Me cuenta el padre de uno de esos jovencísimos viajeros que tenía pensado y ahorrado el importe, ligeramente inferior, para darle una sorpresa a su esposa que no goza precisamente de buena temporada y ánimo, y al mismo tiempo conmemorar el 25 aniversario de su matrimonio -bodas de plata- me apunta, realizando un viaje de fin de semana largo a Paris. Como quiera que la última y casi única noticia del organizado viaje es un número extenso que corresponde a una cuenta bancaria y su correspondiente importe a ingresar, dadas las circunstancias y si no llama antes a la puerta de cualquiera de ellos, o a ambos, una de esas largas enfermedades malditas, lo posponen para las bodas de oro. Feliz viaje, hijos.