Opinión

Unidos por Navarra

Desde que se anunció la tregua permanente de ETA, que no definitiva ni irreversible, los terroristas, sus cómplices y el nacionalismo excluyente vasco en general está perpetrando, si cabe con mayor intensidad un acoso permanente a las instituciones navarras y a su identidad como comunidad diferenciada dentro de la nación española, que está obteniendo como respuesta el silencio y la ambigüedad de Zapatero. Desde Moncloa se denomina “proceso de paz” a lo que Batasuna llama “resolución del conflicto”, reconociendo ambos una confrontación bélica inexistente. Se da credibilidad a las declaraciones de la izquierda abertzale en todo lo que avala las tesis de Zapatero, pero se niega la misma credibilidad cuando manifiestan que “Navarra no es el problema sino la solución”, o que nunca renunciarán a sus reivindicaciones de territorialidad (Navarra) y de autodeterminación.

El Sr. Zapatero, haciendo alarde de ese talante que le caracteriza, ha mantenido entrevistas, sobre la declaración de tregua, con todo aquel que tenía un mínimo de representación institucional, excepto con el presidente del Gobierno de Navarra. Ignorar y menospreciar al máximo representante de todos los navarros es un desprecio y una humillación a todo el pueblo navarro. ¿Desde cuando la honradez y la honestidad en política tienen que ser penalizadas? Miguel Sanz, expresando el sentir mayoritario de los navarros, ha defendido que Navarra no debe ser moneda de cambio en ninguna negociación con la banda terrorista. Aún estamos esperando que el propio Zapatero declare con la misma nitidez que Navarra no es negociable. Es tan sencillo como afirmar que no puede haber precio político y, por lo tanto, que sobran las mesas de partidos, al margen de las instituciones democráticas, que auspician y fomentan los nacionalistas, veremos si con el consentimiento del PSOE.

Antes Navarra era el baluarte de España contra el nacionalismo independentista vasco, ahora simplemente somos un estorbo para las pretensiones nacionalsocialistas.

Sin embargo creo que, a la mayoría de los que vivimos en este viejo reino, con independencia de la ideología política, nos une un mismo sentimiento y una misma realidad: Navarra. Ahora es el momento de aparcar las diferencias y unirnos por Navarra.