Se comenta en Tudela que las calles, durante las largas noches de invierno, están poco iluminadas, transmitiéndose así una sensación de dejadez, vacío y soledad que para nada merece la capital ribera.
Desconocemos los motivos que han llevado a contar con tan escasa iluminación, pero las calles del centro de la ciudad no debieran transmitir esa sensación de abandono. Plaza Nueva, Herrerías, Muro, Gaztambide, plaza de Sancho El Fuerte, Díaz Bravo y unas cuantas más de nuestras calles más céntricas, junto a las más emblemáticas del Casco Antiguo, deberían lucir con más vitalidad para aportar eso mismo, una actividad y un ánimo por salir del que ahora carecen.
