Opinión

Soy español

Qué cosa más bonita, ver a todos unidos por un mismo sentimiento. Una cara, un torso, un balcón, un perro y hasta un móvil hemos visto recientemente luciendo los colores de la bandera de España, con motivo del campeonato del mundo de fútbol. Una bandera que siempre ha estado ahí, a nuestra disposición. Un identificativo ante el cual algunos mostraban su rechazo por convicción y otros por apariencia. Antes lucías los colores rojigualda y algunos murmuraban sobre tu posicionamiento político, cuando lo más políticamente acertado es identificarte con un demócrata, ya que los colores y su bandera se definen en la Constitución Española de 1978. Ahora, esas mismas personas, se vanaglorian de llevarla en su pecho orgullosos de sus méritos, y al fin y al cabo no deja de ser la misma tela.



Dejemos de ser hipócritas, sólo el 26% de los navarros no se siente español, según la última encuesta elaborada por el CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas.



Estamos en España y somos España y su señal de identidad son sus tres franjas. Unos colores que por desgracia, sólo queremos utilizar cuando nuestros representantes consiguen sus mejores logros internacionales y queremos identificarnos con ellos. ¿Porqué no utilizamos todos juntos el bicolor para atajar las debilidades y amenazas de nuestra querida España?



Dicen los sociólogos que ganar el campeonato del mundo nos ha hecho temporalmente más felices y me lo creo. Yo he observado estos días la ilusión y el compañerismo por los cuatro puntos cardinales de la geografía española. Una ilusión por algo que nos ha unido y que sencillamente queda representando por su bandera.