Se ha celebrado el “Día Mundial contra la Pobreza” y todos los que en representación de entidades y empresas colaboran con aquellos que carecen de casi todo, mientras otros derrochamos de casi mucho, han acordado que tenemos que adoptar medidas bastante más comprometidas.
Suena “súper-bien”, ¿verdad?, incluso dicen que es necesario la adopción de medidas concretas.
En Navarra, sin ir más lejos, hay del orden de seis mil familias que viven en la pobreza. No hace falta mirar a mundos de otra categoría, quizás la mayor pobreza esté en los países llamados desarrollados, donde la pobreza nace desde la carencia de valores y la insolidaridad reinante.
Poniendo una nota de humor entre la cruda realidad, fíjense lo solidarios que podemos llegar a ser, que una persona le dice a otra, ¿vas a acudir a la gala sobre el hambre en el mundo?, y contesta, ¡no! si no hay canapés, ¡no iré!
Fuera de bromas, nos estamos volviendo tan egoístas, que no queremos admitir en nuestros pueblos, en nuestras ciudades, a aquellos que vienen a trabajar para ganarse un pedazo de vida digna. Claro que a algunos los marginamos tanto, que los hacemos más pobres en el país de los ricos, y serían probablemente ricos en el país de los pobres.
Veremos si son realmente ciertas las que nacen con pretensiones más que de intenciones, las medidas firmadas en el Parlamento de Navarra... Quieren todos los grupos, superar el 0’7 % dedicado a los países desfavorecidos, mientras, lo que si es seguro, es que la pobreza aquí en nuestra puerta, va a ir poco a poco en aumento, y esa parece que no la vemos.
