Opinión

Peladilla a las vacaciones parlamentarias

Si nos fijamos en los 50.000 euros del ala que nos cuesta cada parlamentario foral en régimen de exclusividad, deberíamos pensar que para lo que nos cuestan, habría que hacerles trabajar más.

Lo primero que se nos ocurre, es reducirles algo de los tres meses de vacaciones que disfrutan, estos privilegiados de la política foral. Pero si realmente nos paramos a reflexionar un poco, sobre el trabajo de estos padres de la patria, lo correcto sería que les deberíamos doblar las vacaciones, y con que trabajen la mitad, es decir, con seis meses al año, nos bastaría.

Para qué queremos que trabajen más, si a lo que se dedican es a regular muchas veces en exceso, en tantos y tantos aspectos de la vida ciudadana, que terminan por inmiscuirse en casi todo. Todos viviríamos mejor si la Administración Pública Navarra no estuviese en continuo crecimiento, alimentada por un incesante e inacabable trabajo legislativo foral, que con normas y más normas, muchas veces solapadas con las normas estatales, nos terminan por costar, las más de las veces, demasiado caras a los sufridos contribuyentes.

Nadie propone, lo que parece obvio, que con más vacaciones parlamentarias nos costarían menos, porque todos ellos son lo que se lo guisan y se lo comen. ¡Qué país!