Opinión

Otra agricultura es posible y necesaria: ecológica y sostenible

Florent Marcellesi, coportavoz de la Coordinadora Verde considera que "los agricultores europeos son las primeras víctimas de este sistema productivo tóxico, que agrede a los productores, a los consumidores, al medioambiente y a la economía. Urge pues  un cambio real en los sistemas de producción agrícola. Además de ralentizar y limitar la emisión de gases de efecto invernadero, la agricultura del futuro debe de garantizar un suministro alimentario local sostenible, garantizado unas condiciones de trabajo dignas al campesinado, unos productos de calidad a los consumidores y preservando así el medio ambiente."

Los Verdes proponen en toda Europa una nueva agricultura sostenible con los siguientes requisitos estratégicos:

a) Reducción del consumo energético, fertilizantes y pesticidas. Mantenimiento de la fertilidad a largo plazo de nuestros suelos agrícolas. El cese de la agricultura intensiva y su paulatina sustitución por técnicas propias de la agricultura orgánica.

 

b) El desarrollo de un sector agropecuario diversificado y respetuoso con las variedades locales no exóticas y adaptadas al medio que consuman menos recursos energéticos. La proximidad de la producción a los lugares de consumo para reducir emisiones de gases de efecto invernadero y la preservación de la biodiversidad y los recursos naturales.

c) Fomentar el cambio de hábitos alimentarios en los países ricos y el no cambio en los países emergentes, encaminándose hacia la reducción significativa del consumo excesivo de proteínas animales, que están provocando en su crianza la emisión de gases de efecto invernadero, múltiples problemas de salud a la población, condiciones de cultivo no sostenible y la deforestación en los países productores de carne o forraje.

 

d) Acabar con la competencia desleal por parte de los sectores agrícolas industriales subsidiados de los países del Norte respecto a los países del Sur que ven hundirse sus mercados locales, destruyen el modo de vida de sus campesinos y provocan su dependencia de la ayuda alimentaria internacional pretendidamente caritativa.

Sonia Ortiga, coportavoz de la Coordinadora Verde pone el énfasis en la influencia brutal de la agricultura en el cambio climático: "Hoy en día la agricultura contribuye directamente a un 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si incluimos, sin embargo, la deforestación provocada por la producción industrial de soja, de biocombustibles, el uso de fertilizantes químicos y la ganadería intensiva, la contribución de la agricultura a la alteración del clima es casi un de un 25%.Este último dato a su vez no cuantifica la energía necesaria para la fabricación de fertilizantes y el transporte generado por el comercio agrícola, lo cual sin duda incrementaría la contribución final de la agricultura intensiva e insostenible al problema de las emisiones de gases de efecto invernadero. "
Para Sonia Ortiga la agricultura debe ser parte ineludible de la solución: "El sector agrícola ha pasado de ser un eficaz sumidero de gases de efecto invernadero a ser un voraz consumidor de energía fósil. De hecho, los alimentos que llegan a nuestros platos consumen para su cultivo, de media, diez veces más energía de la que nos proporcionan. La situación actual comienza, por lo tanto, a rayar en lo absurdo, si a estos factores añadimos que la agricultura industrial basada en monocultivos extensivos y el uso abusivo de fertilizantes químicos y pesticidas contribuye, y mucho, a la pérdida de la biodiversidad vegetal y animal en el planeta".