Cada año que pasa resultan más evidentes los cambios socio-culturales que están teniendo lugar en los hábitos de nuestra sociedad, y uno de los que está resultando cada vez más obvio es la necesaria forma escalonada en que se han de tomar las vacaciones: Trabajadores, empresas y todo tipo de organismos públicos y privados deben optimizar su productividad.
Tradicionalmente, el mes de agosto era el mes para “veranear”, pero eso puede, debe y está cambiando en un país de servicios donde la atención al cliente debe predominar sobre todo lo demás. Y donde no se debe dejar de mirar a la famosa “conciliación de vida laboral y familiar”, pero sin que de Junio a Septiembre todo se pare o estanque, porque así nunca podremos ser motor de nada, y más ahora como se está poniendo la vida con la subida de tipos y el tirón de los costes hipotecarios de las viviendas. Es necesaria una reflexión colectiva para racionalizar los hábitos de consumo y los descansos laborales, para realmente convertir la nuestra en una economía de mercado pero al servicio de la sociedad.
