Opinión

Las luces maulas de Zapatero

El otro día fui a recoger la bombilla de Zapatero. Había llegado el recibo hacía días con la última factura de la Luz, y, como soy muy verde, aproveché otra gestión en Correos para hacerme con semejante detalle medioambientalista. Y ya desde el momento en que la recogí, cuando me la dio el conocido de la ventanilla, casi nos dio la risa...

Cuando llegué a casa pude comprobar lo que el cartero ya intuía: La dichosa bombilla de marras tiene la boca ancha y no sirve para ninguna de las lámparas modernas de todo el piso. Y no es algo casual, lo he comentado en casa, y creo que tenemos una colección de bombillas inútiles para el próximo Belén, si fuéramos de esos creyentes que iluminan con dioramas sus días de Navidad.

Una vez más, el Ministerio de la Propaganda Socialista falló en el final del proceso de autosatisfacción: La gran acción energética y su ahorro de marras, ahora que acaban de liberalizar aún más el servicio, no sirve para absolutamente nada. Y si lees el folleto que acompaña la lámpara, auténtica hoja parroquial plagada de gestos estúpidos -por obvios-, te puede dar un mal conociendo las veleidades que airea.

Han prostituido un servicio básico como este del suministro de energía eléctrica repartiendo este gran negocio entre amigos, conocidos y demás destinatarios de regalos inocentes y generosas plusvalías, escondidas tras anuncios y ficticias liberalizaciones... Y todo lo que ha llegado de esa nueva magnífica “competencia” y “Libre Mercado” ha quedado resumido y tristemente reflejado en un tótem ridículo.