Además de los muchísimos problemas arrastrados por la gestión de la zona azul de Tudela, este ‘servicio’ cuenta con otro mal todavía mayor, ya que contribuye a que la ‘capital de la Ribera’ se esté vaciando de visitantes y se esté estancando profundamente.
A la insaciable necesidad recaudatoria se le suma un reglamento local absolutamente demencial que convierte en multas de 60€ (antes 100€, menudo consuelo) aparcar sin poner el recibo o olvidarse del mismo, cuando en cualquier ciudad bien gestionada una demora de estas se soluciona con 3€ directamente en la máquina…
¿Así pretenden agilizar la ciudad con una Zona Azul concebida para dar servicio y crear empleo, o vaciarla por completo como está ocurriendo?