Opinión

La República y el Ángel

Sin duda se trata de una ironía del destino. Una inocentada en tiempo pascual. Un giño al absurdo de un país cainita y cruel. Pero compartirán conmigo que es al menos gracioso que el próximo miércoles día 14 de abril, día en que se conmemora la proclamación de la II República Española, sea nada menos que la imagen del Ángel de Aralar la que visite el Parlamento Foral.

La Mesa del Parlamento de Navarra, con los votos de todos los grupos -UPN, NaBai, PSN y CDN-, excepto IU, se manifestó por dos veces a favor de que la efigie acudiese a la sede de la llamada otrora “Diputación”. De modo que allí estará ese señalado día. Marcando paquete y absorbiendo impenitentemente la agenda y el quehacer de todos nuestros menesterosos políticos. ¿A nadie le sorprende?

Típico tópico éste de la visita, que sin ir bajo palio suplanta protagonismo al verdadero Dios, el administrado, del que, al parecer, nadie se quiere preocupar de verdad.

La cercanía del Ángel, y su tradicional llegada a la capital producen un profundo respeto a cualquier persona de bien. Y no hace falta ser creyente para que te turbe su imagen en su santuario, cualquier día que te acercas por la Sakana y escuchas las misas que en su honor, y en la vieja lengua, fervorosamente le prodigan. Pero que en estos tiempos, y en ese día -recién venidos de la playa de una semana santa de laicas vacaciones procesionales- te lo encuentres allí... Pues impresiona.