Tanta manifestación, tanto debate tertuliano y tanta jaculatoria, y siguen sin permitir que fluya y vea la luz la realidad de la Religión en los colegios más allá de las interpretaciones morales y políticas que se quieran dar a través de la LOE, esa dichosa Ley que tanto se menciona pero de cuyo trasfondo real apenas se habla.
Lo que duele tanto a Obispos como al PP en esta materia, a la hora de la verdad, no es sino el bolsillo. Sólo hay que reflexionar sobre la forma en que se gestionan esas clases para entenderlo...
Resulta que en los colegios de todo el Estado hay 33.400 profesores que imparten esa materia, de ‘libre elección’ para los padres. Hasta ahí, todo normal.
Se sospecha cuando se sabe que esos profesionales no son funcionarios, ni contratados laborales públicos y que para ir a las aulas son elegidos digitalmente, -es decir, por los dedos pseudo-divinos de las Diócesis-, sin otro requisito que el de comulgar, -nunca mejor dicho-, con la materia, y cuando ya se mosquea uno de verdad, es cuando conoce que los más de 100.000 millones de las antiguas pesetas que cuestan sus sueldos, cada año, son pagados por el erario público del Estado ¿’laico’? que nos gobierna.
