Opinión

La ilusión y el desánimo

No sólo de pan vive el hombre.Es evidente. El ser humano es un animal de costumbres que se nutre de

los pastos más inverosímiles, como

por ejemplo de algunas ilusiones. Que le alimentan cuan un festín, y son capaces, incluso, de animarle.

De su mano pende la confianza que tiende el paso hacia el espíritu que le mueve. Somos así.

Nuestra maquinaria palpita al ritmo que marcan nuestras espectativas, no nuestra razón. Por ello, veo con alegría esforzada cómo se lo está pasando la peña estos días con “La Roja”. Esa selección de fútbol nuestra, que ahora se juega no sé qué en Sudáfrica, compartiendo colores de ferroviario y azul satén. Memoria de otros tiempos compartidos, que ahora vuelven a dividir corazones, que no objetivos, de esas muy presentes dos Españas.

Sin embargo, todos a una, estos días se palpa en la calle un ánimo que no tiene razón de ser en estos momentos vacuos que nos dislumbran. ¡Falta alegría en la calle y hasta forzada e irrisoriamente estos vanos acontecimientos ayudan!

Ni mucho menos voy a decir que sea digna de alabar -siquiera de ver- esa gente que se enroja y se engalana enarbolada con la colcha gualda del dios de estas modernas bacanales, pero halaga ver a la tribu sonreír y estar feliz... -¡Es tan corto ese amor y tan largo el olvido!-.