Opinión

La derrota del pueblo

En vísperas de unas nuevas elecciones, en este caso, al Parlamento Europeo, Lo que realmente está en juego, no son unos puestos de políticos que viajan en primera, cobran lo que no se ganan y duermen en sus escaños cuando se debaten asuntos trascendentales para los ciudadanos. Lo que está en juego es la dignidad de los votante.

En la actualidad, los datos que nos ofrecen organismos como Cáritas, Unicef, etc. respecto a la evolución de la pobreza en el Estado español son lo siguiente a graves. Nos hablan de niños con cáncer que no tienen calefacción en sus casas, cuando la tarifa eléctrica ha subido un 70% en los últimos diez años. De decenas de miles de desahucios mientras pavonean del éxito del rescate a la banca.

Nos cuentan que hay millones de familias sin ingresos o con precariedad manifiesta a la vez que nos quieren convencer de la legalidad de contratos en diferido, cuentas B y suculentas dietas cobradas en cajas de ahorro.

Hemos pasado de ser el número uno en construir aeropuertos, a no poder mantener limpias las ciudades ni tener las calzadas en condiciones, de pedir las olimpiadas para Madrid, a retirar las subvenciones al atletismo, el piragüismo, etc.

No soy quién para decir a los ciudadanos a quién deben votar, ni si deben hacerlo, pero en mi opinión, la mal llamada democracia española, tiene las cartas marcadas y es necesaria una baraja nueva.

Cuando escuchas en televisión que hay niños que le piden a sus madres dos bocadillos para darle uno a su compañero, te tiemblan los parpados y se endurece el corazón.