Opinión

Encrucijada del PSOE

Desde hace muchos años la socialdemocracia tiene dificultades, apenas marca diferencias en lo económico con el centroderecha, comparte el capitalismo popular, el estado del bienestar.

Con el republicanismo cívico, ZP se apuntó a transformar la moral, las ideas de la ciudadanía, apoyándose en los lobbys de minorías radicalizadas: sesgada política de género, apoyo incondicional al aborto, gay, lesbianas, etc, así difícilmente se consolidan mayorías sociales.

No atajaron los desahucios más lacerantes, incluso indultaron a banqueros, tampoco limitaron sueldos a banqueros ayudados, no quitó ni coches oficiales, ni otras numerosas prebendas a la casta política. Agravó la crisis, al aumentar desproporcionadamente gastos útiles, creando otros muchos gastos que no los podíamos pagar. Fue sectario con sus filias y sus fobias, en las ayudas al desarrollo.

Desde González vienen fomentando un exagerado culto hacía sus líderes, mimetizado en toda la organización. Al centrar las campañas en una sola persona, el líder termina por acaparar demasiado poder, con efectos perniciosos para la libertad de pensamiento, restringiendo la libertad de expresión. El culto al jefe lleva a la inevitable aparición de su camarilla -listas cerradas y bloqueadas- y en ese ambiente es muy difícil la lucha contra la corrupción de los allegados, pues todo se ve en clave de poder interno, y “no hay que dar bazas” al enemigo externo (sic).