Opinión

El socialismo navarro

Las señas de identidad del socialismo en Navarra no han variado desde que, en la transición, se constituyó el Partido Socialista de Navarra (PSN) mediante su separación del Partido Socialista de Euskadi (PSE), federación del PSOE a la que hasta entonces pertenecía. Desde esa posición contribuyó decisivamente a elaborar y asentar el Amejoramiento del Fuero como fórmula propia y singular de inserción de Navarra en la España constitucional.


Junto a su navarrismo institucional, el PSN siempre defendió como proyecto político alcanzar la sociedad del bienestar de los países más avanzados: impulso al desarrollo económico, prioridad para las políticas sociales y búsqueda de la convivencia pacífica (contra el frentismo) en una Navarra siempre diversa en lo cultural e identitario. Esa combinación, que podría llamarse navarrismo progresista o de izquierdas, contó con un amplio apoyo y confianza de los navarros, lo que permitió que el PSN liderase y sentase las bases del desarrollo de la Comunidad Foral.

Los desgraciados casos de corrupción de algunos dirigentes socialistas hicieron perder a una parte del electorado su confianza en el PSN, lo que dejó al partido en una situación de debilidad que se ha ido prolongando demasiado tiempo, debido sobre todo a la inestabilidad en su liderazgo y a los vaivenes o dudas en su política de alianzas. Esa situación fue aprovechada por la derecha para acceder al gobierno y consolidar la unión de UPN-PP, derivando cada vez más su política hacia el frentismo y la lucha identitaria, no importándole dividir a los navarros si con ello debilitaba al PSN y se aseguraba la mayoría absoluta. Sin embargo, lo que ha conseguido UPN es perder esa mayoría y contribuir a reforzar el bloque nacionalista que, con su reciente alianza en NaBai, aspira a convertirse en alternativa a UPN.


Para los socialistas, el resultado electoral del 27-M tuvo de positivo que UPN-CDN perdió la mayoría absoluta, y de negativo que apenas aumentó la confianza de la sociedad navarra en el PSN. En esa situación cabían al menos dos caminos: un arriesgado acuerdo de gobierno PSN-NaBai-IU, en cuyo seno el PSN quedaría en minoría parlamentaria, o bien una renuncia al gobierno, ya que éramos la tercera fuerza política, dejando gobernar en minoría a nuestro adversario UPN como fuerza más votada.

La gran mayoría de la militancia del PSN, y en menor medida su electorado, apostaba por el primer camino, en el que llegaron a alcanzarse preacuerdos notables en el programa y en la composición del gobierno. Pero los dirigentes del PSOE, a quien correspondía la decisión, prefirieron el segundo. Lo cual provocó decepción en muchos, unos por no estar de acuerdo con la opción de abstenerse, y otros por la forma, larga y confusa, en que se había gestionado esa decisión. Como consecuencia, se produce la pérdida del liderazgo prometedor que suponía Fernando Puras.


¿Qué hacer ahora? No tiene sentido dedicarse a buscar culpables o chivos expiatorios, sino esforzarse por analizar las causas y proponer soluciones, tratando de aprender de los errores para que no vuelvan a repetirse. Personalizar los problemas dificulta un buen diagnóstico, y no conviene confundir los síntomas con la enfermedad. En mi opinión, el problema de fondo es que no se disponía de una estrategia compartida, previamente debatida y consensuada, entre el PSOE y su federación del PSN sobre la política de alianzas en Navarra, tanto para el corto como para el medio plazo. Ni se contaba con un liderazgo suficientemente consolidado en torno a esa estrategia. Todo lo cual originó actuaciones improvisadas y confusas, culminadas en un desencuentro final. Está claro que el PSOE no había valorado bien la situación de Navarra ni el PSN había asumido del todo que forma parte del PSOE, partido que tiene más votantes en Navarra, en las elecciones generales, que el PSN en las elecciones forales.

Pero cerrado ya el capítulo del nuevo gobierno, corresponde ahora mirar al futuro y ponerse a trabajar en aquello para lo que estamos: ayudar a solucionar los problemas de los ciudadanos. Y para esa tarea, serenados los ánimos, contamos con más posibilidades que en la pasada legislatura: 1) porque UPN está en minoría, lo que va a suponer un cierto cambio en su manera de gobernar, menos prepotente y más abierta al diálogo; 2) porque el PSN va a ser la clave para cualquier acuerdo, somos necesarios para cualquier SI y para cualquier NO, e imprescindibles para mejorar la convivencia y evitar el frentismo; 3) porque hay un borrador de acuerdo programático con NaBai e IU que puede ayudar a gestionar algunos temas; 4) porque el PSOE ha descubierto la importancia de Navarra y será más fácil en adelante caminar juntos.


En estas condiciones hay margen para hacer un buen trabajo y afrontar con ilusión los importantes retos que tenemos por delante. En el ámbito nacional, apoyar a Zapatero para que vuelva a ganar las elecciones generales y pueda continuar con la modernización de España. A continuación, acordar con Ferraz una estrategia de futuro para Navarra que incluya un mayor protagonismo del PSN.