Opinión

Dar vida vs quitar vida

Acabo de salir de donar sangre y me siento satisfecho porque he tenido que esperar un rato para que alguna de las camillas disponibles en el Banco de Sangre quedase libre. Allí he coincidido con tres personas conocidas que estaban a lo mismo.

Esta situación ha provocado en mí una reflexión sobre la maravilla de ofrecer algo de uno mismo con el fin de dar vida a otros. Y ha surgido en mí la necesidad de tener que mostrar públicamente mi rechazo a quitar vida, mi rechazo al aborto y mi apuesta por la vida.

Y pongo “mi” porque no me hace falta ir de la mano de nadie para afirmarlo. Respeto y aplaudo a la Iglesia, a los colectivos y plataformas pro vida que se están movilizando estos días. Es necesario que lo hagan y que cuenten con el mayor número de apoyos posibles, el mío el primero. Pero lo que cuenta es lo que pensamos y hacemos cada uno de nosotros a nivel personal y lo que decimos en nuestro entorno día a día. Debemos dejar de ser la mayoría silenciosa que, por callar, otorga.

El aborto es un asesinato puro y duro. Es quitar vida dentro del vientre materno y es impedir que una persona pueda desarrollar las aptitudes y actitudes que la propia naturaleza le quiere dar. Es, en definitiva, eliminar una vida que ya existe, que siente, que se alegra y se queja y que reclama su derecho a vivir.