Se aproximan las fiestas. Tudela va cambiando a través de los años. Es bello rememorar nuestro pasado con fotografías en blanco y negro de los años ‘60 del pasado siglo, donde la vida la ponían sus gentes.
Recuerdo aquellos almuerzos vecinales en las calles y las charangas seguidas por mayores y chiquillería. Calles sin asfaltar, carros y mulos, puestos de verdura, juegos infantiles, y... ¿cómo no decirlo?, falta de libertad, represión, sufrimiento y pobreza.
Hemos cambiado mucho. Hemos evolucionado en unas cosas a mejor y en otras a peor. Pero la vida sigue y vivimos cada día. De nuestra forma de vivir ese momento, dependerán las fotografías que perduren en la memoria colectiva.
Si mantenemos injusticias del pasado, tales como la pobreza o la falta de libertad o los nombres de calles que humillan al vencido o la falta de condena del terrorismo o el aumento de ozono troposférico dañino para la salud o el ruido y la suciedad cuando nos divertimos o la soledad de muchas personas ancianas, la fotografía de nuestro tiempo que permanecerá en la retina colectiva será triste, dejará páginas en blanco pendientes de escribir, y no contribuirá al bien común.
Si somos capaces de aunar fiesta y respeto, memoria histórica, sostenibilidad, convivencia y solidaridad, pondremos nuestro grano de arena para que las generaciones venideras vivan con mayor equilibrio, no les dejaremos desagradables tareas pendientes, y contribuiremos a que las fotografías de nuestro tiempo que permanezcan en la retina sean más amables.
Gracias a todas las personas que desde su barrio o desde las instituciones quieren mejores fotografías para las generaciones venideras, nuestras fiestas y nuestra vida podrán ser cada día un poco más amables. ¡Felices fiestas! ¡Zorionak!
