Es Navidad. Olentzero, los Reyes Magos, Papá Noel, recogen sus cartas y preparan afanosos los regalos para niñas y niños. Ojalá que la falta de figuras femeninas entre ellos no sea óbice para que traigan mecanos para chicas y cocinillas para chicos, cuentos para todos, muñecas, puzzles, bicicletas… Juguetes creativos, que sirvan ante todo para el disfrute de niñas y niños, y contribuyan a fomentar su afectividad, su curiosidad intelectual, valores de paz y relaciones igualitarias.
Para que esto sea posible, las personas adultas tendremos que poner nuestro grano de arena y orientar a los Reyes Magos y resto de próceres. Somos las personas adultas quienes tenemos que pensar qué mundo queremos para la gente menuda. Los juguetes no son tema baladí y configuran dicho mundo o el contrario.
Para contribuir, además, a que todas las niñas y niños tengan sus regalos, tendremos que poner nuestro grano de arena para no consentir más bajadas de salarios, ni desempleo, ni desahucios, porque sólo haciendo posible un mundo más humano, con menos pobreza, con más solidaridad y justicia, habrá juguetes para todos.
Entre quienes reciban los regalos, faltarán niñas y niños, incluso bebés, que se hundieron a la deriva en el mar mientras mirábamos para otro lado. Su derecho a la vida naufragó mientras les dábamos la espalda. Es preciso dar pasos al frente. Al frente de la solidaridad, del humanitarismo, de la rebeldía frente a las injusticias. Para que todas las niñas y niños puedan tener, por derecho propio, su regalo de Navidad.
Milagros Rubio Salvatierra
Concejal Batzarre e I-U
