Mientras unos airean ikurriñas y señeras frente a banderas nacionales para anunciar un nuevo tiempo en el que nada va a cambiar, Eneko Larrarte ha conseguido en Tudela movilizar a una sociedad adormilada, estancada, conformista y dejada. ¡Esperemos que el subidón perdure y se mantenga la cordialidad!
Sin duda ésta, de momento, es la mayor de las grandezas del nuevo alcalde y su equipo, que ahora que llegan las Fiestas de Santa Ana empujan la ciudad hacia alguna parte saliendo del ostracismo al que condujo la gestión de Luis Casado. Eso sí, éste fue siempre generoso con la oposición, permitiendo que participara de todos los asuntos. Algo que esperamos seguir disfrutando, para tener presente en las decisiones a una parte de la ciudadanía que, aunque gobernara mal los últimos 20 años, cuenta con un número de votantes más que respetable. Así, con ánimo, Tudela y la Ribera recibirán unas Fiestas y un verano que, sin duda, marcará diferencias... Las mismas que la Comarca necesita con urgencia para plantar cara a un Pamplona-Logroño-Zaragoza ensimismado en sí mismo.
