Opinión

Eurovisión y las Elecciones

El sábado se celebró la LIX edición de Eurovisión y, curiosamente, el evento, organizado por las televisiones públicas continentales y en el que participaron nada menos que 37 países, se convirtió en un fiel reflejo de nuestra sórdida actualidad.

El Festival, como dijo el poeta norteamericano Paul Auster sobre el fútbol, "es un milagro que le permite a Europa odiarse sin destruirse", pero a un tiempo delata una falta total de identidad colectiva. Y, por otro lado, carece, como el continente y la Unión, del más mínimo sentido, gusto y calidad que debería otorgarse a un producto típicamente propio.

En primer lugar, la "Marca España" presentó a una ingénua, dulce y tierna Ruth Lorenzo, que con su "Dancing in the rain", dejó la lengua patria, el rico Castellano, relegado a un floral coro. Renegando así de todo el trabajo del Cervantes.

Además, el floral espectáculo y lo vistoso de la doble identidad del ganador, reflejaron a la perfección una comunidad que se regodea en lo anecdótico y sucedáneo, y que, estando en plena campaña electoral, en la que más de 450 millones de europeos tendrán una importante cita con las urnas, lo destacado no va más allá de lo vulgar, o la absurda anécdota. ¡Toda una pena!

Entre tanto, las Elecciones Europeas, sin pena ni gloria, son desconocidas e ignoradas por una inmensa cantidad de ciudadanos que ven cómo, del mismo modo, la televisión pública, TVE, plantea debates en los que sólo presenta a 2 de los desconocidos 39 candidatos con que cuentan, sólo en España, estos comicios.