Opinión

¿Dónde está la dignidad? ¿Dónde estará Europa?

No es cuestión de meter en casa a nadie, ni tampoco debe ser la solución convertir en mantenidos a esos emigrantes que se echan al mar a verlas venir. Tampoco es cuestión de permitir que todo sea jauja, ni consentir que se venda esto como la panacea de nada, que nuestros sudores nos cuesta mantener esta mentira... ¡Pero de ahí a la falta de dignidad colectiva que estamos viviendo ante toda esa pobre gente ‘movilizada’ injustamente por mil tropelías -muchas de ellas responsabilidad de occidente-, va un trecho!

Seguimos sin saber hacia dónde va Europa, si es que sabe siquiera qué es y para qué sirve, pero de ahí a tolerar sin pestañear que se le pague a Turquía y otros ‘Estados’ por mantener lejos de nuestras fronteras a todos esos desplazados por mil razones infumables, -sin más preocupación y responsabilidad-, da más que grima, vergüenza. Muchísima vergüenza ajena y propia. Y una sensación de impotencia y rabia que ¡maldita sea nuestra ‘libertad’, ‘igualdad’ y ‘fraternidad’ lograda tras ‘años de lucha’! Así, abochorna asistir atónitos a semejante despropósito sin que ninguna voz se alce diciendo ¡basta!, ¡es suficiente! ¡así no puede ser!

¡Menuda hipocresía la de este arrogante y perdido continente a la deriva!

No he de ser yo quien dé soluciones a un problema complejo, demoniaco, intrincado y caro, pero entiendo que para que el mundo sea mundo así no podemos gestionar los problemas, pagando para trasladarlos a otra parte donde, al no verlos, creamos que todo sigue bien en esta sociedad de irrisorias pompas y bolitas de alcanfor y naftalina, para disimular el hedor que nos rodea mientras alcanzamos las mayores cotas de indignidad -eso sí, muy democrática ella-.

¡Qué poca humanidad!

Y pensar el esfuerzo que ha costado llegar hasta aquí, para ver tanta impotencia, incapacidad e inacción... ¡Orgullo europeo, a falta de criterio patrio!

Mariano N. Lacarra

Director